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Redacción Canal Abierto | El músico vasco Fermín Muguruza se encuentra en nuestro país con motivo de la presentación de su nuevo largometraje Black is Beltza 2: Ainhoa. Al igual que su predecesora de 2018, se trata de un largometraje de animación. En esta ocasión es una coproducción vasco-argentina, realizada con la productora de animación rosarina Draft Toon Studio. El film será proyectado en el cine Gaumont a partir de mañana.
Muguruza tiene una reconocida trayectoria en el campo de la música a partir de su irrupción a comienzos de los años 80 con la banda Kortatu, emblema del incipiente rock radical vasco. Luego dio forma a Negu Gorriak, con el que comenzó su relación con nuestro país a partir de su visita inicial en 1994 y que se prolongó a través de la amistad y colaboraciones con referentes del rock alternativo local como Todos Tus Muertos, Las Manos de Filipi, Los Fabulosos Cadillacs y Actitud María Marta.
Ya sea en su histórica actividad musical como en su reciente faceta de cineasta, el activismo social y político recorre toda la obra de Muguruza. Desde la causa independentista de Euskera a la lucha contra todo tipo de fascismo, su arte estuvo siempre ligado a la solidaridad con diferentes luchas. La saga de Black is Beltza no es la excepción.
La primer entrega se ambienta en 1965. Partiendo de Nueva York, el personaje principal, Manex, recorre la contracultura de esa ciudad, conoce a los Panteras Negras, viaja a Cuba para ponerse al servicio del Che Guevara para culminar en Biarritz.
El film que presenta en esta oportunidad tiene como protagonista a Ainhoa, hija de Manex que, al igual que su padre, también recorrerá distintos parajes del planeta. El punto de partida es La Habana, y las paradas incluyen Euskera, Argel y Kabul entre otros destinos.
Con una elipsis de 25 años, la trama se sitúa en los finales de la guerra fría. A partir del recorrido de Ainhoa, se revelan acciones de los Estados Unidos en función del debilitamiento de su rival soviético como la creación de Al Qaida y el intercambio de armamento por heroína como forma de financiamiento de esa guerra sucia.
En un encuentro con la prensa argentina, Muguruza compartió detalles del proceso de producción de la película. “La historia de Ainhoa a la vez es nuestra historia. Porque Ainhoa nace en 1967 en Bolivia el mismo día en que matan al Che Guevara. Ella aprende misteriosamente el euskera con un también misterioso poeta vasco que se fuga de la cárcel y vuela al país vasco a conocer a sus ancestros”, contó Muguruza.
El músico y cineasta recordó que una vez concluida la etapa de escritura, empezó el momento de la financiación del proyecto. Y que ahí empezaron a aparecer las piedras en el camino: “Teníamos pensado que después de la primer película iba a ser mucho más sencillo, pues había sido muy difícil sacar la primer película. Solamente habíamos contado con apoyo vasco, regional como se llama allá. No había recibido ningún tipo de apoyo del Estado español. Y sacamos la película adelante con ese apoyo colectivo que teníamos de toda la gente que la quería hacer. Y de pronto la película estuvo en 50 festivales internacionales, se estrenó en el Estado español y en el Estado francés. Una plataforma china compró los derechos, Netflix se interesó para tener nuestra película en catálogo durante 10 años”.
“Todo eso hacía que nosotros pensáramos que con la segunda iba a ser mucho fácil, que nos iban a abrir todas las puertas y nos iban a decir ‘por favor pase, señor Muguruza, bienvenidos’. Somos soñadores y a veces pecamos de ingenuos. Pero también eso es lo que nos hace caminar, nos hace más fuertes, nos hace volver a levantarnos. Como decía el poeta (Fernando) Pessoa, tenemos que hacer de cada caída un paso de danza. Y eso es lo que hacemos nosotros, seguir bailando como los gigantes de San Fermín que si no bailan, están muertos”, sostuvo.
“Fue la primera vez que pensé que no iba a poder levantar un proyecto. También que esa fortaleza que siempre he tenido era más vulnerable tras la pérdida de mi hermano, ese compañero que siempre ha estado al lado mío. No había financiamiento. A pesar que digan que la animación española es estratégica. Pero a nosotros nos obligan a ser ciudadanos españoles, tenemos pasaporte español, tenemos obligaciones pero no derechos”, expuso el célebre artista.
“También recurrimos a la televisión española y nos respondieron de una manera muy peculiar: nos dijeron que no encaja en la línea editorial. Con lo cual nos están diciendo que hay una línea editorial concreta para difundir de manera audiovisual contenidos que no se salgan de la líneas rojas que están marcando la versión oficial de lo que se tiene que contar, de qué es lo que pasó en los años 80. Qué pasó exactamente durante la transición. Por eso salimos con todo lo que fue el rock radical vasco con gente como La Polla o Eskorbuto. Con todas esas bandas también contábamos esa otra historia oficial que no nos estaban contando”, planteó.
Fue ahí que el estudio Draft Toons, que ya había hecho la parte de animación en la primer película, se propuso como coproductora, algo que no suelen hacer, ya que sólo prestan servicios técnicos. “Ellos contactan a Hugo Castro Fau que se pone con la producción desde Argentina y de repente conseguimos la ayuda del INCAA. Así que esta es una película vasco-argentina que no tiene apoyo del Estado español, pero conseguimos ayuda del INCAA. Eso fue una revolución”, relató Muguruza.
“Fuimos consiguiendo una ayuda de un lado y del otro -continuó describiendo-. Tenemos un montón de productores asociados que son desde un estudio de sonido, el restaurante de los hermanos de Aitor Zavaleta que fue asesinado en Madrid, hasta una cooperativa cervecera”.
En tal sentido, subrayó que “este es un triunfo, el poder de la comunidad y de la gente que quiere hacer cosas y empuja. Incluso los actores se acercaron diciendo que querían estar en esto. Y no solamente actores vascos. Está el caso de Antonio de la Torre, que es uno de los máximos actores que tenemos. O Ariadna Gil, que incluso tiene un Oscar por Belle Epoque y está en primera línea en la actualidad, ya que es la compañera de Viggo Mortensesn”.
“Yo les planteé que participar en esta película después puede tener consecuencias. Sabemos que la extrema derecha, y me refiero también al Partido Popular, no me quedo sólo con VOX, va a intentar atacar a la gente que ha estado colaborando e irán por todos ellos. Eso hicieron con Itziar Ituño cuando hizo La casa de papel. Intentaron boicotear La casa de papel. Pero con tan mal resultado, que la serie se hizo mucho más popular de lo que era. Y hoy es una persona intocable. Esa es gente que vive en un pozo de víboras, pero pueden criticar todo lo que quieran que ya no hacen ningún tipo de daño”, aclamó.
En nuestro país, la película tuvo un preestreno a sala llena en el Complejo Art Media, que sirvió al artista para reencontrarse con su público y amigos de nuestro país. “Estrenamos en un lugar de 700 butacas. Eso es algo que me da un poco de… respeto… En primer lugar porque hay que cumplir con la parte técnica. Porque es una película muy buena. Acaba de ganar en festival internacional. Es el primer festival en que participamos y ganamos. Uno de uno. Y nada menos que el Festival de San Sebastián. Es uno de los cuatro que hay en Europa que es Categoría A, junto a los de Venecia, Cannes y la Berlinale. Y que nos hubieran propuesto estar ahí, y más precisamente en el Velódromo. Fuimos uno de los tres estrenos en ese lugar. Y el nuestro fue el único que agotó entradas 20 días antes”, celebró Muguruza.
El músico reconoció a Castro Fau como el responsable de ese evento: “Consiguió esta proyección de manera gratuita, sabiendo la situación que estamos viviendo aquí en Argentina. Hay mucha gente que no tiene plata para poder desplazarse y volver. Y hacemos una proyección gratuita. Cuando lo propuso Hugo, me pareció descabellado. Yo pensaba cobrar unos pesos para que haya algún control o tener una noción de la cantidad de gente. Y el insistió: gratuito”.
Consultado sobre la expectativa por el retorno a nuestro país, Muguruza vaticinó que “va a ser muy emocionante porque cada vez que vuelvo es como un encuentro. Las redes sociales son un termómetro. Ahí mucha gente hace un repaso de su vida que a su vez es la mía. ‘Yo te vi aquí, yo te vi allá, estuve en Banfield o en todos lados en los que he estado en Argentina’”.
Y vaticinó lo ocurrido al momento de la proyección: “Después, qué va a pasar cuando empiece la película. Yo creo que cuando empiece a sonar la gente se va a poner a gritar. Creo que en algún momento la gente va a aplaudir, y creo que al final de la película se van a poner de pie y alguno hasta llore cuando aparezca el fotograma con la imagen de mi hermano”.
Consultado por Canal Abierto sobre la relación de continuidad entre las historias de ambas películas, Muguruza contó: “Cuando sale la primera película estábamos muy influenciados por el trabajo de Hugo Pratt, Corto Maltés. De hecho hay guiños al Corto Maltés, hay unos guiños con el padre de Manex que era un brigadista internacional. Hugo Pratt hace que Corto Maltés desaparezca en la Guerra Civil Española, ya que acude allá con una brigada internacional a combatir contra el franquismo”.
“En esta vamos más allá, incluso hay un guiño al propio Corto Maltes. Podríamos haber seguido con una saga de historia, aunque no pudiéramos hacer películas si podríamos haber seguido con los comics en los que el protagonista fuera Manex. Pero decidimos que no. Preferimos hacer algo que en inglés ni siquiera sería una segunda parte, sería como un spin off”, explicó.
Y agregó: “me parecía interesante contar la historia de esta niña cuando cumple 21 años. Es una película independiente, pero sucede que sus padres son los que fueron protagonistas de la anterior película. Entonces tenía que haber una relación, un vínculo. De hecho hay muchas líneas que vamos tirando y que unen ambas películas. Al final es también una historia de aventuras, de venganzas, un thriller político en el que hay espías, porque estamos justo en el final en lo que se denominó la Guerra Fría”.
“Ainhoa es un vehículo para pasarla bien pero también para identificarte con ella. Hay que luchar contra las injusticias y a la vez también quiero bailar. Porque como dijo Emma Goldman, si no se puede bailar no es nuestra revolución”.
“Era muy importante que fuera Black is Beltza porque también hay una continuidad estética, aunque desde lo técnico acá hemos dado un salto técnico importante. Hay algún personaje de la anterior película que aparece en esta y hay mucha referencia a qué es lo que pudo pasar en ese momento. Qué pasó con el padre, qué pasó con la madre, porqué Ainhoa quiere buscar lo que está pasando en ese momento y tiene que ver con aquellas desapariciones. Por eso tiene que ser una segunda parte, aunque poco a poco quizá esta película pueda ser conocida como Ainhoa. En la proyección del Velódromo la gente salió con el puño en alto gritando gora Ainhoa, que quiere decir viva Ainhoa”, revivió.
Muguruza también brindó una reflexión sobre los nuevos modos de censura: “Esto es consecuencia de cómo hemos ido dejando espacios al neoliberalismo para que puedan morder más fuerte y tengan cada vez más ese poder de decisión. Hay nuevas maneras de censura. Ya no es censura explicita, que también la hay. En cuanto yo hago una declaración, enseguida van contra mí, contra la película. Pero ahora también se hace de una manera más sibilina. Hacen que no se vea. Muchas veces se hace con una llamada diciendo que ni se les ocurra programar determinada película. O buscan películas en el fondo de catálogo para poner y que no quede sitio para programar”.
“Hay una estrategia clara para que solamente se consuma un tipo de cultura. Es un proceso de infantilización del público. ‘Yo soy el padre y te voy a decir que puedes ver y qué no puedes ver’. Eso se lleva hasta las últimas consecuencias. Y eso es lo que estamos padeciendo”, agregó.
“A la anterior película, en el Estado español la vieron 20.000 personas en cine. Y sin embargo, en este cine de Madrid la fueron a ver 2.500 personas. Y no hay otro cine que la quiera programar. Simplemente a nivel comercial es muy sospechoso que una persona se niegue a programar una película que van a ver 2.500 personas. Hay una crisis de taquilla enorme después de la pandemia porque la gente tiene otro tipo de consumo televisivo o de cine a través de las plataformas. Entonces, si hay una película que lleva gente, lo normal es que la programes. Es muy sospechoso esto que pasa. Nosotros hacemos una campaña en la que decimos que tenemos que defender cada cine como si fuera una barricada”, concluyó Muguruza.
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