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Mondo Sonoro → En 1991 por lo tanto, de la mano de un siempre inquieto Fermín Muguruza y su grupo de entonces Negu Gorriak. Si bien desapareció una década después, su catálogo de 200 referencias permanece como un auténtico tesoro del rock euskaldun de los reivindicables años 90. Sólo recordar que ahí encontraremos los primeros pasos de Anari, Dut, Deabruak Teilatuetan, Zein, Ama Say?, Pilt, E.H. Sukarra, Lin Ton Taun, Lisabö, Su Ta Gar, Akauzazte, Xabier Montoia en solitario, y algunos más.
Si hablamos en términos universales habría que irse a mediados de los 70 para emprender la historia de los sellos independientes y especializados, algo así como un recurrente “do it yourself” desde el punto de vista de la (auto) gestión, que comenzó a plantar cara a las grandes multinacionales y algunas de las marcas subsidarias que en muchos de los casos terminarían siendo absorbidas por ellas. Todo ello propició el nacimiento de una nueva alternativa a la industria tradicional que germina en el rock independiente y que en gran medida inaugura una nueva era, coincidente en el tiempo (y en ideología) con el punk y buena parte de lo que vendría después a modo de postpunk, noise, hardcore, hip hop y otras muchas derivaciones y aleaciones.
En Euskal Herria el fenómeno llega bien enfilada la década de los 80, si bien tampoco podemos olvidar que ya en los 70 iniciativas como Artezi y Xoxoa, o antes incluso Herri Gogoa, luego adquiridas por Elkar, visibilizaron los nombres pioneros de Ez Dok Amairu como Benito Lertxundi, Xabier Lete o Lourdes Iriondo, además por supuesto de la más ecléctica IZ y su apertura al jazz o el pop. Pero en el ámbito propiamente rock son “Soñua”, “Oihuka” , “Discos Suicidas” o “Basati”, los primeros francoticadores que recogen lo que estaba pasando en la calle y en los locales y cobertizos de ensayo. El eco atronador del llamado Rock Radikal Vasco se nutrió de ello, de la misma manera que ayudó a la propia viabilidad, contra todo pronóstico, de estas primeras iniciativas durante un buen puñado de años. Pero quizá el espejo en quien se reflejara Fermín, era el que a muchos kilómetros de distancia habían iniciado una década antes otros músicos activistas como Ian Mackay de Minor Threat o Jello Biafra de Dead Kennedys con “Dischord Records” (1980) y “Alternative Tentacles” (1979), respectivamente.
Son los 90 la época, podría decirse, de recogida artística de lo plantado anteriormente y del asentamiento de una pequeña infraestructura que desemboca en iniciativas como Esan Ozenki en 1991. El sello nace de la mano del siempre inquieto (y dinámico y agitador) Fermín Muguruza y su grupo de entonces, Negu Gorriak, que estrena el sello con su segundo álbum, “Gure jarrera”. Fueron diez años y doscientas referencias de un catálogo que nació y se desarrolló pensando siempre en el presente y con el claro convencimiento de hacer historia en el rock euskaldun. Qué duda cabe que el carisma y el éxito de Fermin son esenciales a la hora de consolidar un trabajo realmente complicado si se pretende repercusión y distribución fuera de tus fronteras naturales. Pero es precisamente el interés creciente de su grupo en aquellos años de fuerte mestizaje de estilos (y a eso a Negu Gorriak nadie le ganaba) lo que propicia su implante y su influencia internacional. Sólo recordar que Esan Ozenki sirvió de inspiración a otros sellos replicantes, como “Dilo Alto” en Venezuela, “Gridalo Fuerte” en Italia, “Discos Armados” en México o “Todos Tus Muertos Records” en Argentina. De igual manera, Esan Ozenki se desdobló desde 1995 en un subsello, “Gora Herriak”, que posibilitaba el flujo de sonidos y discos de otros lugares, desde los italianos Banda Basotti o los franceses Zebda a los cubanos Garaje H pasando por los argentinos Todos Tus Muertos, los catalanes Inadaptats, los madrieños Hechos Contra El Decoro o el gallego Anton Reixa con el propio Kaki Arkarazo, y poco después Mikel Abrego, en el proyecto Nación Reixa.
“Fueron diez años y doscientas referencias de un catálogo que nació y se desarrolló pensando siempre en el presente y con el claro convencimiento de hacer historia en el rock euskaldun”
Esan Ozenki suma a su atractivo algo inherente a todo sello independiente que se precie: la propia marca de sello (valga la redundancia). Algo que anima a sus consumidores a convertirse en auténticos seguidores del logotipo. Una credibilidad, un compromiso social y unos intangibles (y contantes tangibles, como repartir con las bandas la mitad de los beneficios) que están por encima de cualquier otra referencia, de cualquier otra recomendación exterior. El pegamento que unía a unos grupos de otros tampoco era exactamente musical ni siquiera estética. La esencia quizá habría que buscarla en una identidad de origen, de lengua, de ideario, de credo, de forma de trabajo y de manera de exponerlo, más allá del propio sonido. También, y aquí reside creo su mayor ambición y logro, dar cobijo, sentido y divulgación a muchas primeras iniciativas de bandas y artistas vascos que en aquel momento necesitaban ese necesario primer empujón para desarrollarse y empezar a crecer. No olvidemos que en los 90 aún la tecnología no se había apoderado de los procesos de grabación y exposición como lo conocemos ahora.
La pregunta es: ¿qué hubiera sido de nombres como Anari, Dut, Deabruak Teilatuetan, Anestesia, Zein, Ama Say?, Pilt, E.H. Sukarra, Lin Ton Taun, Sen, Lisabö, Su Ta Gar, Akauzazte, Joxe Ripiau, Etsaiak, Selektah Kolektiboa, Kashbad y algunos más, sin aquel primer paraguas protector de Esan Ozenki? Sin olvidar igualmente el paso intermedio de otros históricos como Ruper Ordorika, Xabier Montoia, Delirium Tremens, BAP!, Danba o Jabier Muguruza.
“Creo que su mayor ambición y logro fue dar cobijo, sentido y divulgación a muchas primeras iniciativas de bandas y artistas vascos que en aquel momento necesitaban ese necesario primer empujón para desarrollarse y empezar a crecer”
Quien sabe si el paisaje tan frondoso que se abrió en aquellos años 90, y que en tantos casos llega de una u otra manera hasta este mismo presente, no hubiera sufrido el desamparo de un tiempo inhóspito, si reducimos el éxito y la supervivencia a un mero ajuste de cifras y números. Y la realidad nos dice que ninguno de estos grupos alcanzaba de inicio, ni con mucho, la enorme pegada masiva de algunos de sus antecesores.
En el camino queda también aquel paso por los juzgados de Negu Gorriak por la letra de “Ustelkeria”, tras la demanda en 1993 del entonces teniente coronel de la Guardia Civil, el recientemente fallecido Enrique Rodríguez Galindo (GAL-indo?), condenado luego por el secuentro y asesinato de Lasa y Zabala. Algo que convirtió al grupo de Fermín en el primer caso musical denunciado en el Estado por sus letras, tras la muerte del dictador. Precisamente la canción, a modo de conversación telefónica entre el propio Fermin y Kaki Arkarazo, acusaba al militar de narcotráfico, algo que ya había revelado en distintos medios periodísticos (añadiendo también el de tráfico de blancas). Y estos días ha sido el documental “Non dago Mikel?” el que nos ha vuelto a recordar el infierno del cuartel donostiarra de Intxaurrondo a través del asesinato de Mikel Zabalza y las palabras de Ion Arretxe entre otros. Una primera sentencia en 1995 condenaba al grupo a pagar 15 millones de pesetas, cantidad que ponía contra las cuerdas la continuidad del propio sello.
“El Tribunal Supremo absolvió al grupo de todos los cargos y en enero de 2001 se anunció la victoria con dos conciertos de Negu Gorriak, disueltos en realidad en 1996, a modo de despedida final y agradecimiento por el apoyo de la gente”
Pero de todo aquel mal trago, nació una campaña internacional de solidaridad, con el nombre de “Hitz egin!”, de cara a recaudar el dinero suficiente por si perdían la demanda, y un macro concierto celebrado el 28 de octubre de ese año en Oiartzun donde se reunieron quince bandas del sello y se juntaron 12.000 personas con las entradas agotadas. Cinco años después, el Tribunal Supremo absolvió al grupo de todos los cargos y en enero de 2001 se anunció la victoria con dos conciertos de Negu Gorriak, disueltos en realidad en 1996, a modo de despedida final y agradecimiento por el apoyo de la gente. Los conciertos celebrados en Baiona y Velodrómo de Anoeta en Donosti significaron un nuevo éxito espectacular con 30.000 asistentes, por lo que decidieron repetir con dos definitvas fechas en la capital gipuzkoana.
Fue ese mismo 2001, con el nuevo siglo y el nuevo milenio asomándose, cuando Esan Ozenki pliega con el recopilatorio “Independentzia 10 urtez”, y una rotunda declaración de intenciones. “Nosotros, la tripulación de Esan Ozenki Records, volveremos a navegar con un nuevo nombre e identidad para además de seguir dando a conocer el catálogo de Esan Ozenki Records, presentaros otras producciones en una nueva discográfica”. En paralelo, y una vez finiquitados Negu Gorriak, Fermín Muguruza comienza su carrera en solitario y sus múltiples colaboraciones, su hermano Iñigo forma Joxe Ripiau y después Sagarroi, Mikel Kazalis prosigue con Anestesia y el proyecto paralelo 2 kate, Mikel Abrego empieza a trabajar con Anari, Parafunk o Fermin Muguruza Dub Manifest y Kaki Arkarazo continúa con la grabación y producción de infinidad de discos y artistas. Esa nueva aventura anunciada en el comunicado llevaría el nombre de “Metak”, con sus correpondientes subsellos “Kontrakalea” (discos de Fermin y músicos producidos por él, como Afrika, Bad Sound System, M-ak…), “After Metak” (grupos no euskaldunes) o “Pil-Pil Sessions”, (colaboraciones puntuales entre diferentes músicos). Pero la travesía apenas alcanzaría un lustro de vida, y en enero de 2006 llega el agur definitivo, a la vez que surge Talka Records&Films, para trabajos discográficos y audiovisuales de Fermín. Al año siguiente nacería BideHuts, en cierta forma una continuidad de muchos de los presupuestos de libertad creativa y autogestión que habían alumbrado un cuarto de siglo antes Esan Ozenki. Pero esa es ya otra historia.
A pesar de que Fermín nace y reside en Irún, Esan Ozenki comienza su andadura en Zarautz, ya que el primer local que alquilan es un garage de la localidad costera. La razón es que allí reside el bilbaíno Anjel Valdés (ex percusionista de los históricos M-ak, Mirotz o Sonora Candela entre otros, además de sus primeros pasos por el sello IZ), y que en ese momento era la única persona liberada para dedicarse full time al sello. La identificación con Irún proviene también de la tienda de discos y espacio de agitación cultural “Bertso-Hop”, donde se hace la presentación del sello y del segundo disco de Negu Gorriak, “Gure Jarrera” el 24 de junio de 1991, así como todas las presentaciones de discos que el sello va sacando hasta 2001. Por otro lado a finales de 1993 Valdés deja el sello para meses después incorporarse a Elkar. Mientras tanto, a principios de 1994, Esan Ozenki se traslada definitivamente a Irún, no por casualidad a un local pegado al de Bertso-Hop.
El asunto de la autogestión ya era una idea que rondaba la cabeza de Fermín desde años atrás. De hecho en 1988 ya eligen esa forma como herramienta de trabajo con la publicación del “Kolpez Kolpe” de Kortatu, y licencian su fabricación y distribución por una serie de años. Lo mismo hacen después con “Azken Guda Dantza” y con el primer album de Negu Gorriak. Para el segundo ya dan el salto y se autoeditan. Disponen de una red internacional de distribución que han ido forjando durante años, en el intento de tener el control absoluto de todo lo que hacen. También hay una clara apuesta por apoyar la nueva escena euskaldun, siguiendo los modelos de sellos internacionales con banda al frente, como “Alternative Tentacles” y los Dead Kennedys o “Dischord” y Fugazi.
Esan Ozenki, queda claro, surge en paralelo a Negu Gorriak, y aunque la banda se disuelve en 1996, estaba la promesa de reunirse de nuevo para celebrar la victoria ante Galindo cuando finalizara el proceso judicial. A finales de 2000 reciben la esperada noticia de que el Tribunal Supremo dicta a su favor y que el militar no recurrirá al Constitucional. A su vez, la tienda Bertso-Hop se fusiona con la tienda de libros Bilintx para ofrecer discos y libros con el paraguas de Elkar. El planteamiento de la despedida definitiva del grupo plantea también la idea de cerrar con su historia la época del sello, lo cual le serviría también a Muguruza para descansar de su dirección y poder centrarse en otros quehaceres, una constante en la carrera de Fermín. Cuando surge “Metak”, es Andrés Camio “Jitu”, trabajador primero con Kortatu y después con Negu Gorriak, en la tienda Bertso-Hop y desde 1996 responsable de producción del sello, el encargado de la dirección de la nueva aventura, que además de producir su propio catálogo, gestionará la distribución del de “Esan Ozenki”.
Para celebrar estos 30 años se han preparado algunas ediciones especiales, de la misma manera que ofrece gran parte de su extenso catálogo a 3,95 € durante los meses de mayo y junio. Para empezar este 20 de abril presentan una edición especial del disco con el que comenzó la aventura, el imprescindible “Gure Jarrera”, en vinilo doble, que incluirá el maxi “Gora Herria”, descatalogado desde hace muchos años. También se publica el resto de la discografía de Negu Gorriak en vinilo durante el mes de septiembre, “Hipokrisiari Stop! Bilbo 93-X-30” (1994), “Ideia zabadu” (1995) y “Salam agur” (1996).
De la misma forma, y concidiendo con el comienzo de la gira “Fenix Tour” publican una cuidada reedición del primer EP de Anestesia “Toki berean” (1991), en formato 12” a 45 rpm. Una deuda histórica recuperar y actualizar este mítico disco del que se hicieron muy pocas copias. También para el 20 Abril se abre a nombre de Esan Ozenki Records, un canal en Youtube en el que poder encontrar videos y material inflamable del sello.
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