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Fermín Muguruza (Irún, Guipúzcoa, 1963) llega puntual a la cita, en el Bar Borrell, en el Paral.lel de Barcelona. Es uno de los músicos más importantes de la historia del rock europeo; cantante, instrumentista y productor musica. De entrada, el vasco se pide un menta poleo, saluda afectuoso y recuerda al periodista (por decir algo): «Un día me dijiste que me harías una entrevista sin preguntarme de política». Ahí vamos si es posible separar algo de la política.
Evidentemente, mi maltrecha neurona no lo recuerda, pero es muy posible que así fuera. El nombre de Fermín remite a Kortatu, grupo que ha marcado la vida de miles de personas en este país, grupo que fundó junto a su hermano Iñigo, hace 40 años, cuatro décadas que celebra con una gira que le llevará, a él y a diez músicos más, de Barcelona –Palau Sant Jordi- a San Sebastián –Anoeta- pasarán por el Wizink de Madrid, Santiago de Compostela, Tenerife, Bilbao, Mérida, Berlín, París Zurich, Bolivia, Chile o México. Cuando Kortatu se disolvió, formó, de nuevo junto a Iñigo y Kaki Arkarazo, el grupo de rock de fusión Negu Gorriak, que ha sido calificado como «uno de los más importantes de los 90».
Es culpable de Esan Ozenki Records, discografía autogestionada, clave en el desarrollo de la música en euskera, ha dirigido cine, publicado cómics y colaborado con músicos del nivel de Manu Chao, Banda Bassotti, Amparanoia, Tijuana in Blue, Albert Pla, Desorden Público oReincidentes.
Políticamente hablando, Muguruza ha sido un personaje comprometido y se confiesa de izquierdas, abertzale e internacionalista. Ha colaborado o simpatizado con numerosas organizaciones sociales y políticas vascas. En 1999, fue candidato independiente dentro de las listas de Euskal Herritarrok. Es del Athletic, del Barça y jugó a pala argentina, en trinquete.
Es mi hábitat natural, lo noto en cualquier cosa que hago. Al escuchar la música, al estar en un concierto. Me emociona solamente el trajín de los amplificadores, moviéndolos de un lado al otro. Poder ver un concierto, subirme, ya es lo máximo. Y como la música está tan ligada al mundo audiovisual, lo ha estado siempre, pero ya en los últimos años de manera tan especial, pues todo lo que es también trabajar en el mundo audiovisual me fascina.
Sí, ha habido épocas en que lo he seguido más, ahora estoy menos al día. Veo partidos grandes. Las Eurocopas, finales y eso, pero sí me gusta.
No, el asma no me lo quitaba nadie, pero el deporte me ayudó mucho.
Sí, me gusta, el fútbol. Pero yo jugaba a pala, a pala argentina. Es una modalidad que se juega con pelota hueca, de goma, no con pelota maciza, la pala es especial, esa que tiene los tornillos…
No, yo no quería ser pelotari, yo sólo jugaba a pala, porque me encantaba. Mi padre también jugaba, era campeón de Gipuzkoa. Me usaba de sparring, me ponía de delantero, en la línea del frente.
No, de la Real no. Yo he sido muy culé. Pero siempre fui del Athletic. Y muy de Herri Norte. ¡Cómo no! Tocábamos un día en Madrid y coincidía con un partido del Athletic. Al concierto llegaron unos nazis que querían entrar para reventar el concierto y pegarnos, claro.
Pero del fútbol venían unos de Herri Norte a ver el concierto y llegaban tarde, así que venían a la carrera. Los nazis los vieron llegar a la carrera y pensaban que iban a por ellos así que los nazis salieron por patas. Desde entonces, vamos, soy de los Herri Norte a muerte. No, ahora veo menos partidos, las cosas gordas. Por supuesto vi la final de Sevilla y es precioso ver que hay dos chavales como los Williams, hijos de emigrantes africanos, me encanta, dos chavales con ese sentido de pertenencia a un club singular como el nuestro, con ese sentido de pertenencia único en el mundo. Somos el único club que los jugadores salen a celebrar por las calles con una txaranga.
Y les denuncian y les da igual. Eso solo pasa en el Athletic. Pero soy también del Barça. Mis equipos siempre han sido el Barça y el Athletic. Lo sigue más mi hijo, que me cuenta, porque él vive en Sant Boi de Llobregat. Yo estoy un poco alejado del tema. También me he acercado mucho a equipos con hinchadas antifascistas.
Cuando estaban Txiki, Goiko, Zubi, Bakero, con Cruyff claro, en Euskadi tenía mucha tirada, como es normal. En esa época, claro, a los vascos nos encantaba el Barça pero yo siempre fui más del Athletic. De siempre los de Irún teníamos un rechazo a la Real muy fuerte. Claro, porque éramos del Real Unión. Los aitas cantaban una canción: «Mientras existía el Real Unión, nunca serás campeón». Se lo cantaban a la Real Sociedad. Los de Irún habíamos ganado títulos de Copa hacía mil años. En mi pueblo había mucha gente de Osasuna porque venía gente de la Navarra Alta venía a trabajar allí, entonces muchos bares de Moscú, de nuestro barrio, tienen nombre de pueblos de esa zona como son el Aranaztarra, el Aralar, el Sunbilla, el Vera y el Bidasoa, se llaman así por la gente que venía a trabajar de Navarra y se quedaban allí, montaban un bar y le ponían el nombre de su pueblo.
De siempre los de Irún teníamos un rechazo a la Real muy fuerte. Los aitas cantaban…
Pues me tenías que haber visto en Sant Andreu cuando estuve aquí viviendo allí, nos juntábamos con la colla en Sant Andreu, el alcalde, el Iván, todos eso se juntaban ahí y nosotros pues también íbamos. Era un ambientazo increíble, ¿no? Allí vi la remontada contra el PSG, imagínate cómo acabó aquello que el dueño del bar se tiraba encima nuestro, sacó cervezas para todos. Una locura.
Una vez, gracias a Jordi Borda, el que ahora es director de la Catalunya Ràdio. La historia es chula. Fuimos a una entrevista y hablamos de Oleguer Presas, porque yo sabía que acababa de firmar un manifiesto contra la dispersión de los presos de ETA, que le había supuesto muchos problemas, y me comentó que sabía que a él le gustaría conocerme, así que me invitó al campo y me regaló una camiseta suya, muy chula, con un escudo especial. Era el año 2006. Es la única camiseta de un equipo de fútbol con la que he salido a un escenario, la suya, la de Oleguer. Fui con mis hijos y conocimos también a Ronaldinho.
Sí. A los críos les regalaron bufandas, una toalla, nos trataron genial. A Ronaldinho le regalé un disco de Jamaica Clash, él iba con sus cascos, se lo puso y me dijo que le iba a inspirar a marcar un gol, y metió un golazo de falta y se fue a la grada haciendo aquello que hacía con los dedos y mis hijos me decían «aita, nos lo está dedicando». ¡Qué va! Lo celebraba con la gente. Desde ese día en casa montábamos una para ver los partidos… Con la toalla, las bufandas, pedíamos pizzas… Luego ya llegó Pep y Messi y aquello ya fue increíble, cuando empezó aquella táctica de la posición, del control del balón, es más… La táctica de Pep era poética y tiene mucho que ver con el haiku japonés, que es precisamente la forma más pequeña de hacer poesía, son cinco sílabas, siete sílabas, cinco sílabas y aquí era pues los jugadores cuatro jugadores o tres jugadores.
Más explícito que poético pero sí.
Pues todo empezó en una gira que llega a Japón. Fuimos de gira con Brigadista Sound System en el 2000 y en el 2001. Y en el 2001 ya nos invitan al Fuji Rock para ser la banda secreta que se quedan ahí después de cabeza de cartel para todos los trabajadores del Fuji Rock. Y aparecimos después de Eminem. Imagínate lo que eran 50.000 personas viendo a Eminem y se quedaron cinco mil a ver a la banda sorpresa que éramos nosotros y aquello fue el reventón y a partir de ahí pues he ido al Fuji Rock, pero es que luego he ido a presentar las películas que hemos hecho. Está editado Black is Belza en japonés, ¡en el del imperio del manga! Y he editado todos los discos allí. Sí, es fuerte.
Ese es el regalo después de tantos años, salir a tocar en las condiciones que lo voy a hacer ahora, yendo a lugares en los que va a venir un montón de gente que está deseando ir al concierto, eso lo estoy intuyendo por lo menos, lo que me está transmitiendo la gente. Creo que el regalo también es mutuo. El concierto es un día muy especial porque se genera una droga natural llamada adrenalina que es potentísima.
Sí, de hecho estoy ahora mismo reventado porque estoy en esa fase de las entrevistas promocionales. Sobre todo lo que cansa es todo lo que sería lo que te toca de manera tangencial para poder hacer ese trabajo que estoy preparando, que es la gira.
No, no, no la tuya hombre, en general. No la tuya solo, joder. Pero sí, hacer rondas de promoción, eso me cansa, eso cansa mucho. Me cansa más que organizar la gira por ejemplo. Todo el tema logístico, eso está bien, eso me da energía. Y además, se viene Ángel Katarain de técnico de sonido con nosotros y eso me hace muy feliz.
Sí, ¡está muy bien! ¡Y hay una anécdota muy chula al respecto! Le dije: tienes que venirte, Ángel, hacer la gira, y me dijo que no, que ya no hacía giras. Pero le avisé que iba a ser suave, menos de tres noches fuera de casa y bueno, me dijo que se lo pensaba. Y un día me llama y me dice: «Voy a hacer la gira. Se me ha aparecido Amaya [Amaya Apaolaza, la que fue su socia, y muy amiga, en el mítico estudio de grabación Katarain, en Azkarate y mánager de Fermín durante mas de 20 años]. En el sueño me amenazaba con un palo si no hacía la gira así que no me queda más remedio». Total que se viene de gira…
«Voy a hacer la gira, se me ha aparecido Amaya en un sueño… Y me amenazaba con un palo»
No, yo me acuerdo ya más del último, pero no me olvido del primero.
El primero fue en Rentería y fue en unas condiciones… en las que estábamos a las cinco de la mañana, con toda la chispa también. Fue en un concierto punk. Nos dijimos, ‘joder pues se va a acabar’, es el último grupo y nosotros habíamos sacado una maqueta con cinco temas. Tocaban los RIP, un grupo de hardcore italiano, los Impact, los Antirregimen de Irún, Basura, Odio, que eran las dos bandas punks de Rentería, importantísimas, un grupo de Donosti que se llamaba Optalidón, para cerrar el festival. Nos dejaron los instrumentos y nos dejaron tocar sin estar en el cartel. Cinco temas.
Indudablemente, de la canción protesta que era perseguida por el franquismo: Mikel Laboa que son Xabier Lete, Benito Lertxundi, Oskorri. Gente prohibida por cantar en euskera, estaba prohibido. Íbamos a un festival y enseguida alguien sacaba una Ikurriña y tenías que salir corriendo porque ya había informadores dentro, había secretas, venía la policía a cargar y disolvía el concierto. Luego, fue llegando poco a poco el rock que nos fascinó pero llegaba a cuentagotas. Hablamos de pleno franquismo. Discos de los Beatles, Elvis Presley. Luego llegó el reggae desde Iparralde, Bob Marley, Peter Tosh… Pero el reventón llegó con el punk. De hecho, cuando hablas con los Barricada y reconocemos que sobre todo las letras de los primeros discos aquello fue una de las grandes influencias para nosotros.
Tenemos toda la influencia de esas bandas y de las bandas punks que ya habían nacido en Euskadi. Por ejemplo, en Irún antes que nosotros ya están Vómito Social, que es el grupo de mi compañero de toda la vida, Víctor Pérez, que está conmigo en la escuela, que comenzamos también todo el activismo político juntos, a probar también las primeras drogas y montamos la primera banda de punk rock que se llama Vómito Social, muy influenciada sobre todo por los Ramones. En Rentería están los Basura, Odio, los fanzines de Donostia, Zarautz y Renteria. Y en esas aparece en Arrasate RIP que para mí era el number one.
No solo por la música y las letras, sino que a nivel también estético, era una banda que imponía, porque eran cuatro personas, uno de ellos, Portu, que era muy alto, pero se ponía los pelos al estilo los GBH, entonces parecía que era altísimo, su hermano, Xabi. No sé, eran personas muy altas, el Mahoma también, y se ponía el pelo encima de punta, era un gigante, era un gigante en el escenario con la pose que tenía tocar, los dos hermanos, el guitarrista y el batería, también, eran muy altos. Encima iban todos de cuero negro, tenían una pose muy estética, muy impactante, eran una de las bandas que realmente marcaba. Bueno, como muchas de la época. Pues cayeron en la heroína también y de hecho, solamente queda vivo el baterista. Creo que hicimos alrededor de 40 conciertos juntos, los RIP y nosotros. Aunque con el grupo que más tocamos fueron los Cicatriz, más de 50 conciertos.
No, lo único que existió fue un mal rollo histórico entre la Polla Records y Eskorbuto, bueno la verdad es que Eskorbuto no se llevaba muy bien con casi nadie.
Sí, y a partir de entonces ya no se podían ni ver, se llevaron fatal. Eskorbuto tuvo muchos problemas con otras bandas y también con organizadores de conciertos, eso es así y se ha de contar así. Siempre decían que ellos eran la banda más honesta pero cuando eres drogodependiente es difícil ser muy honesto.
«Imagínate 50.000 personas viendo a Eminem y se quedaron 5.000 para vernos a nosotros»
Un mal chiste, un chiste barato, no tiene nada de cierto.
¿Tiene que ser del Mundo Deportivo?
¿Perdona?
Yo me iría con mi compañera. Estamos juntos desde el año 85. Hace unos años hemos hecho ya mucho que tenemos una conexión muy fuerte, creo que es ya… lo mismo, de repente ocurre que otra vez vuelve una crisis o lo que sea, pero hemos hecho una conexión muy grande después de la crisis que tuve con mi hermano y ha habido una manera de apoyarse mutuamente muy fuerte y la verdad es que con quien mejor me lo paso y con quien vivo el mundo es con ella.
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