Sala Berlanga Cine: Ciclo Animación y compromiso.
- Black is Beltza: el 14 y 16 marzo.
- Black is Beltza II: AINHOA: el 15 y 17 marzo
- Y el 18 marzo sesión continua: Black is Beltza y Black is Beltza II AINHOA.
La Provincia – Diario de Las Palmas ➝
El músico, productor y realizador Fermín Muguruza desgrana los elementos que conforman su segundo filme de animación ‘Black is Beltza II: Ainhoa’ que presentó el pasado 24 de febrero en el Cicca, como despedida de la segunda edición del ciclo ‘Cinezin. Secuencias de acordes’. La película, que fue finalista a los Goya como mejor filme de animación, recorre los principales conflictos de la Guerra Fría en los ochenta.
Foto: Leandro Betancor
Como parte del acercamiento a la cultura vasca, a través del Etxepare Euskal Institutua, el Ciclo Nuevo Cine Vasco en la Cinemateca de Bogotá presenta largometarjes en lengua euskera (lengua vasca), una de las más antiguas de Europa. Con diferentes enfoques, estilos y temas, los filmes llegan a Bogotá y presentan “múltiples puntos de vista que dibujan una cinematografía caleidoscópica. La mayoría de las películas que se presentan son inéditas y merecen ser descubiertas: animación, documental, comedia y dramas sociales, se ilustran en seis títulos”, según se lee en un comunicado de prensa.
La película “Enjambre” de Mireia Gabilondo fue la encargada de abrir esta muestra el pasado 21 de febrero. Su sinopsis indica que “llevará al público a un viaje de un grupo de amigas de la infancia que han ido a una casa rural para celebrar la despedida de soltera de una de ellas”. La muestra cinematográfica reúne la obra de diferentes directores que exploran la vida en este territorio autónomo en España, al igual que su lengua, a través de diferentes géneros del cine.
Los otros títulos que se presentarán son: Abuela (Amama) de Asier Altuna; Black is Negro (Black is Beltza); El ciervo (Oreina) de Koldo Almandoz, El gigante (Handia) de Jon Garaño y Ator Arregi; y Danza (Dantza) de Telmo Esnal.
Hicimos una alianza con el Instituto Vasco Etxepare, que es la institución pública del País Vasco que se encarga de empezar a distribuir la cultura vasca, en este caso su cinematografía, y la preservación de la lengua eusquera alrededor de todo el mundo. Ellos nos dijeron la propuesta de presentar una muestra de cine vasco, ellos se encargaron de la curaduría de las películas e hicimos ese acuerdo para que fuera la primera muestra internacional de la Cinemateca de Bogotá en 2023.
Son películas producidas entre los años 2015 y 2020, es un panorama contemporáneo del cine vasco y son películas que han tenido una presencia importante alrededor del mundo, articuladas en festivales de cine como San Sebastián y han obtenido nominaciones en los premios de la Academia Española de Cine, que son los premios Goya. Son películas que en su mayoría no todas están habladas en lengua vasca, son películas muy diversas en términos de género audiovisual y de lenguaje- Tenemos películas de animación, drama musical, comedia, historias basadas en hechos reales, entre otras.
En Colombia, y a través de los centros culturales, nosotros tenemos la misión de garantizar y proponer diálogos interculturales, en los cuales intercambiemos justamente esos puntos de vista, esas narrativas y esas propuestas artísticas, en este caso que es el cine y el audiovisual. Es importante para fortalecer el diálogo intercultural entre Bogotá, desde su cinemateca, con cinematografías del mundo y en alianza con los institutos de promoción cinematográfica de los diferentes países y los diferentes archivos audiovisuales del mundo.
Ampliar su mirada, su conocimiento y su conversación alrededor de una cultura específica, como lo es la región vasca en España, y pueda encontrarse con las propuestas cinematográficas de los creadores audiovisuales de esta región del mundo.
Justamente, la Cinemateca busca abrir espacios y acceso a la diversidad cultural del mundo a través del cine y es por eso que lenguas nativas o lenguas maternas de diferentes regiones del mundo, como pueden ser las de los pueblos étnicos, como pueden ser las de los pueblos originarios, en diferentes geografías, y la forma como sus creadores se narran, generan autorrepresentación. Esto es muy importante en la confección de la programación de la Cinemateca. En este caso, el País Vasco, la lengua euskera, va a estar muy presente, pero nos ocurre con otras lenguas y otras geografías del mundo, dentro de Colombia o fuera de Colombia y que se programan constantemente en las salas de este Centro Cultural de Artes Audiovisuales.
Ayto de Las Palmas de Gran Canarias ➝
El evento, dedicado al cine centrado en la música, programa el documental Songs for Drella, con Lou Reed y John Cale como protagonistas; Labordeta, un hombre sin más y la película de animación Black is Beltza II: Ainhoa, de Fermín Muguruza
El director de Ruta 66, Ignacio Juliá; Paula Labordeta (directora de la Fundación Labordeta) y el cineasta Gaizka Urresti; y el músico y realizador Fermín Muguruza protagonizarán los encuentros con el público previstos tras las proyecciones
La película sobre Labordeta compite en los Goya en la categoría de mejor documental, mientras que la obra de Muguruza ha sido seleccionada entre los mejores títulos de animación del año
Las Palmas de Gran Canaria, miércoles, 25 de enero de 2023.- «CINEZiN. Secuencias de acordes» aterriza de nuevo en el Museo Castillo de Mata, en este mes de febrero, para desarrollar una segunda edición dominada por el formato documental y la presencia de dos piezas nominadas en la 37 edición de los premios Goya. El ciclo de proyecciones temáticas sobre música moderna y contemporánea se celebrará los días 3, 17 y 24 de febrero, con los títulos Songs for Drella (una valiosa producción histórica con los líderes de la Velvet Underground como protagonistas), Labordeta, un hombre sin más (dedicada la figura del cantautor aragonés) y Black is Beltza II: Ainhoa, título de animación que firma el músico y realizador Fermín Muguruza. CINEZiN2 es una cita que impulsan el área de Cultura del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y la Sociedad de Promoción de la capital grancanaria, y que produce Salán Producciones.
En esta segunda entrega, el evento mantendrá su formato original, con debates y encuentros con el público tras las proyecciones, y con la presencia de destacados protagonistas de estas realizaciones y relevantes figuras de la crítica musical nacional. Así, el director de la icónica revista Ruta 66, Ignacio Juliá, comparecerá ante la audiencia tras Songs for Drella, Paula Labordeta y Gaizka Urresti lo harán tras la proyección del documental dedicado a José Antonio Labordeta; y el propio Fermín Muguruza debatirá con los asistentes sobre su película de animación.
Al igual que en la primera edición, los periodistas y críticos musicales Diego F. Hernández y Xavier Valiño ejercerán de moderadores en los encuentros con el público programados con los invitados. Diego F. Hernández Sosa es periodista con una amplia trayectoria en prensa escrita y medios de comunicación, con una firma referencial en el apartado musical en las islas. Xavier Valiño es escritor y periodista, también destaca su labor como investigador y arqueólogo musical.
La entrada para asistir a las proyecciones y debates en el Museo Castillo de Mata es gratuita, hasta completar el aforo previsto. Las tres jornadas se iniciarán en el mismo horario: a las 20:00 horas, siempre en viernes.
El programa de este «CINEZiN2» se inicia el viernes 3 de febrero, con Songs for Drella. Esta es una pieza de valor histórico, firmada en 1990 por Edward Lachman, realizador y reputado director de fotografía asociado siempre al mejor cine independiente estadounidense, que en este título reproduce el concierto de homenaje a Andy Warhol que le brindaron Lou Reed y John Cale, el núcleo fundador de la Velvet Underground, tres años después de la muerte del artista y apasionado padrino del grupo. El documental recoge un poema íntimo en verso y música que narra en 15 canciones la vida, los sueños, los miedos y las decepciones de Warhol. El concierto se publicó como álbum en 1990, pero su grabación estuvo perdida durante 30 años. Lachman encontró la película en unas latas en su desván en 2020, cuando su amigo Todd Haynes le preguntó por ella cuando preparaba el rodaje del documental The Velvet Underground (2021).
El periodista Ignacio Julíá comentará con el público diferentes aspectos sobre la película tras su proyección. Juliá ha llevado cabo una amplia trayectoria como cronista y periodista musical en las principales cabeceras del género en el panorama nacional, después de haber comenzado su trayectoria como cineasta underground cuyas piezas se preservan hoy en la Filmoteca de Catalunya. También es un autor literario especializado en el análisis y las biografías de destacadas figuras musicales. Entre su producción, por ejemplo, destacan sendas biografías autorizadas de The Velvet Underground y Sonic Youth. También ha firmado señaladas entrevistas a Lou Reed y John Cale, y es autor del singular Lou Reed. Catálogo irracional (2015).
El viernes 17 de febrero tendrá lugar la proyección de Labordeta, un hombre sin más (Paula Labordeta y Gaizka Urresti, 2022). El documental no sólo es un homenaje de tono íntimo sobre la figura del cantautor, escritor y político José Antonio Labordeta: también es un necesario registro audiovisual de la trayectoria y la idiosincrasia del autor aragonés, figura imprescindible en el panorama cultural español en las últimas décadas. Su estreno, en el pasado mes de septiembre, despertó un gran interés entre el público, siendo uno de los documentales más taquilleros del año. Fue galardonado como mejor largometraje documental en los 28º Premios José María Forqué. Y está nominado, en la categoría de mejor documental, en la 37 edición de los Premios Goya, cuya gala se celebrará el 11 de febrero, en Sevilla.
Como protagonistas de este encuentro con el público estarán en el Castillo de Mata Paula Labordeta y Gaizka Urresti. Paula Labordeta de Grandes es la directora de la Fundación Labordeta (encargada de conservar y difundir el legado del cantautor) y también la promotora del documental, codirectora y colaboradora como guionista. Urresti es guionista, director y productor de cine. Urresti Producciones es una empresa creada en Zaragoza en 2011 para afrontar sus proyectos desde Aragón, y recoge toda su trayectoria desde hace 30 años en el audiovisual.
Finalmente, CINEZiN2 concluirá el 24 de febrero con la proyección de Black is Beltza II: Ainhoa (Fermín Muguruza, 2022). En realidad, una secuela de Black is Beltza (2018), firmada también por el ex líder de las celebradas bandas Kortatu y Negu Gorriak. En esta nueva película, que se estrena en Canarias, da continuidad a un singular universo que se concibió originalmente como novela gráfica (en 2014). Ahora, Ainhoa, hija de Manex (protagonista de la primera cinta) será testigo del estado de las cosas de los últimos estertores de la Guerra Fría. A través de su mirada, observaremos los conflictos que marcaron el ocaso de una década y lo que algunos denominaron el fin de la historia. Este título compite en la categoría de animación en los Premios Goya 2023.
El propio Fermín Muguruza acudirá al Castillo de Mata para exponerse ante el público tras la proyección. Músico que no ha cesado de evolucionar, con muchas capas en su producción sonora y artística. Más, desde que en 2006 iniciara su recorrido como realizador. Ha sido galardonado por Checkpoint Rock en el Festival Amal de Galicia, como mejor documental; en el Festival In-Edit de Barcelona como mejor documental por la serie Next Music Station; Mención especial en el Krafta Doc International-Art Making Film Festival de Glasgow por Nola?; mejor película de animación en el Festival Internacional de Monterrey por Black is Beltza; y por el mejor diseño de sonido por la misma película en el Festival Quirino de Animación Iberoamericana.
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El músico y cineasta vasco Fermín Muguruza, reconocido por haber fundado bandas de rock como Kortatu y Negu Gorriak, está estrenando en la Argentina su segundo filme de animación para adultos, “Black is Beltza 2 Ainhoa”, en el que combina sus dos facetas artísticas. La película se podrá ver en Rosario a partir de hoy, a las 20, en el cine Monumental (San Martín 993) con la presencia del director.
El film es la secuela de “Black is Beltza” (2018), disponible en Netflix. Esa primera parte transcurre en octubre de 1965 en Nueva York y cuenta los acontecimientos que marcaron la convulsa sociedad de mediados de los sesenta: los disturbios raciales derivados de la muerte de Malcolm X, las excentricidades de los personajes de The Factory, las alianzas entre los servicios secretos cubanos y los Black Panthers estadounidenses, entre otros.
“Mis películas son musicales, tienen un ritmo muy mío. De hecho, todo el diseño sonoro lo hago yo y entregué una animática con la música original que es algo que siento que motivó a todos los animadores de manera especial en las dos películas”, arriesga Muguruza.
El film es una coproducción vasca-argentina en la que la compañía rosarina Draftoon SRL se encargó de la animación. Este lazo con esa firma local explica que la película sobre las andanzas de Ainhoa tenga esta noche una función especial en el cine Nuevo Monumental.
Como prólogo a esta gira argentina, el filme tuvo su estreno mundial en el marco del 70º Festival de San Sebastián realizado en septiembre pasado, donde agotó las 3.000 localidades de una proyección al aire libre en el Velódromo de Anoeta.
“Ese día 23 de septiembre en una pantalla gigante de 400 metros cuadrados fuimos tres mil personas respirando la película al mismo tiempo y fue una maravilla”, evoca el compositor que antes rodó los documentales “Bass-que Culture” (2006), “Checkpoint Rock: Canciones desde Palestina” (2009), “Next Music Station” (2011), “Zuloak” (2012), un año más tarde codirigió junto a Daniel Gómez “No More Tour” (documental sobre su propia gira) y hacia 2016 “Nola?”.
Esa obra audiovisual referida a músicas de los márgenes y resistencias varias no dejaba entrever que Muguruza (nacido en Irún el 20 de abril de 1963) apostaría por torcer su rumbo cinematográfico hacia la animación, un cambio que atribuye a que “se trata de un formato muy joven y muy interesante porque es una manera de contar relatos de un modo que la ficción no te permite”.
“A mí me parece -desafía el rockero- que la animación puede mejorar los mundos que imagino y eso es algo que la ficción no puede darme aunque me considero un fanático de la ficción”.
La historia de “Black is Beltza 2 Ainhoa” se sitúa en la década del 80, siguiendo los pasos de la muchacha negra criada en Cuba que, a sus 21 años, comienza un viaje iniciático por el País Vasco como primer destino para conocer la tierra de su padre Manex.
En ese contexto donde la banda Kortatu da su recital de despedida con el repertorio de su cuarto y último disco “Azken guda dantza (“La última danza de guerra” en euskera), conoce a la periodista Josune y juntas trazan una travesía personal, violenta, pasional y política por Líbano, Afganistán y la ciudad francesa de Marsella en tiempos del final de la Guerra Fría.
Me pareció necesario mostrar las contradicciones porque nosotros vivimos en completa contradicción siempre, pero la idea también fue poder meternos en la dialéctica de la discusión que se daba entonces y se sigue dando ahora porque yo he vivido en toda ocasión conflictos también dramáticos y armados que he podido visitar porque no solamente soy del País Vasco y he vivido el País Vasco. Lo que muestra la película también forma parte de nuestra historia y tenemos que contarla porque también hay muchas cosas que fueron virtuosas y así como la resistencia armada puede servir para combatir el fascismo hay que atreverse a pensar en otras etapas de la lucha y, como me dijeron combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, “nosotros estuvimos expuestos a morir en la guerra y ahora estamos dispuestos a morir en la paz”.
Claro. Tenemos que explorar nuevas formas de combatir también la injusticia y por eso en la película mencionamos a Gladys del Estal, una jovencita que empezaba a intentar explorar vías de desobediencia y fue asesinada de un balazo por la Guardia Civil en Navarra mientras participaba de una sentada de protesta antinuclear en plena época de la Transición. Esto fue en 1979, tenía 16 años, ya muerto (el dictador Francisco) Franco, triunfa la revolución sandinista y sale “London Calling” de los Clash (risas). ¿Te puedes imaginar eso cómo le vuela la cabeza a uno? Sobreviví a todo esto y estoy haciendo esta entrevista contigo.
No va a haber otra animación por ahora porque necesito tomarme un tiempo de descanso. No tuve manera de dejar una semana libre desde que empecé hace cuatro años con esta película. Así que el año que viene, ya que en abril cumplo 60, tiene que ser un año de parón tras una vida que ha sido un movimiento frenético y de actividad. Hay momentos simbólicos y cumplir 60 años es como decir “llegué aquí, ¿no?”.
Nunca pensé vivir tanto en este mundo, pero por otro lado también me considero tan joven y no me doy cuenta de que tengo esa edad aunque me acuerde mucho de cada disco, de cada gira, de los países que visité y de las personas con las que estuve y que me marcaron.
👉 Este jueves llega a librerías «@Black_Is_Beltza: Ainhoa» de @muguruzafm y @susannamarteen.
Y vamos a aprovechar para presentarlo por todo lo alto. Con la periodista #MònicaTerribas. Jueves 6 de octubre.⏰ 19 h. 📍 @bibcanfabra
I si vols saber tots els detalls 😍 d’aquest còmic de la mà de @muguruzafm i @susannamarteen, només cal que et reservis aquesta data:
👉 Presentació «@Black_Is_Beltza II: Ainhoa» amb #MònicaTerribas
6 octubre · 19h ·📍 @bibcanfabra
La relación de Fermin Muguruza (Irún, 1963) con el cómic no debería de pillar por sorpresa a sus seguidores. El debut de su primer grupo, Kortatu, se abría con Don Vito y la revuelta en el frenopático, un tema inspirado en un personaje del historietista Javier Montesol. Ahora, el universo Black is Beltza, nacido de la novela gráfica del mismo nombre, entrega su segunda parte cinematográfica cuatro años después de la primera. Si entonces varios acontecimientos mundiales se vehiculaban a través del protagonista Manex, esta vez es la hija de este nacida en Cuba, Ainhoa, quien lleva al espectador desde el Caribe a Pamplona y de ahí a Líbano, Afganistán, Kurdistán y Marsella en el año 1988. La cinta ha implicado la labor de 250 personas; entre ese trabajo también está el doblaje de actores y actrices como María Cruickshank, Itziar Ituño, Eneko Sagardoy, Antonio de la Torre, Ariadna Gil o Gorka Otxoa.
Han sido cuatro años de trabajo que Muguruza califica de “muy intensos”. “No son jornadas laborales de ocho horas, sino de casi todo el día excepto el tiempo que estás intentando descansar, y eso que yo normalmente duermo poco”, explica. “Coproducíamos con un estudio de Argentina y sus horas más fuertes de trabajo coincidían con el momento en que acababan las nuestras. Hasta las once de la noche estabas pendiente porque cualquier duda que se pueda resolver en el mismo día es vital para que se pueda seguir trabajando a la jornada siguiente. Pero la animación te da muchas alegrías cada vez que ves un personaje, un fondo, el movimiento de un ojo o una mano, la sincronización de una música. Por supuesto, también hay cantos de monstruos y momentos en los que hay que pelear con dragones de muchas cabezas. Pero ha sido un viaje realmente agradecido. La Ítaca a la que hemos llegado por medio de Ainhoa ha sido estrenar en el Velódromo”.
Muguruza le concede importancia al hecho de que la película se haya podido ver por primera vez en el Velódromo de Anoeta en el marco del 70º Festival Internacional de Cine de San Sebastián. 3.000 personas llenaron el mismo espacio en el que el segundo grupo del músico, Negu Gorriak, celebró en 2001 su absolución definitiva de la demanda interpuesta por el entonces teniente coronel de la guardia civil Enrique Rodríguez Galindo. La canción por la que este sintió lesionado su honor, Ustelkeria, reflejaba el eco que había tenido en prensa un informe —conocido con el nombre del fiscal jefe de la Audiencia Provincial de Guipúzcoa Luis Navajas— que detallaba vínculos del cuartel dirigido por Rodríguez Galindo y el narcotráfico.
Esa es una de las múltiples referencias musicales y políticas que aparecen en una Black is Beltza II: Ainhoa que arranca con protagonismo de Kortatu: la génesis de su tema Sarri, Sarri y la despedida en directo del grupo en 1988. En la película, Fermin y su hermano Iñigo Muguruza anticipan que esa banda no se juntaría nunca y que lo próximo que harían sería totalmente nuevo, estilísticamente hablando, y en euskera. Ambos estaban, ya de adultos, acabando de aprender una lengua vasca prohibida durante la dictadura. La prematura muerte de Iñigo en septiembre de 2019 cayó como una losa al inicio del proceso creativo de la película. “Muy poquita gente conoce esa última foto suya que aparece en la película. Lleva puesta una camiseta que yo le envié a Nicaragua, donde él estaba luchando por un mundo nuevo” apunta Fermin. “La muerte de mi hermano fue una devastación tan grande que por primera vez en mi vida hubo un momento en el que pensé que no iba a poder salvar un proyecto. Ha sido muy duro, pero la película ha sido una especie de terapia. En los momentos de mayor desánimo, Iñigo ha sido una razón para hacer Ainhoa”.
El equipo de la película ha contado, además de la producción ejecutiva de Jone Unanua, con un análisis de guion por parte de Natalia de Ancos y Kattalin Miner. Uno de los cambios más notables con respecto a la primera entrega es un mayor protagonismo femenino. No solo el de Ainhoa, cuya actriz de doblaje María Cruickshank, según Muguruza, “se ha convertido totalmente en el personaje”. En sus viajes, ella está acompañada por la periodista Josune, del diario Egin. “En el estreno me guardé al director de ese medio, Jabier Salutregi, para presentarlo al público el último. Yo estuve tres años trabajando en la radio de Egin. Recuerdo que su cierre, en 1998, me pilló de gira con Dut, cogiendo un avión desde San Francisco a Nueva York, donde teníamos que tocar en la sala CBGB. Salutregi no recibió ningún tipo de solidaridad internacional, siendo director de un periódico, y años después se decretó la ilegalidad del cierre”, recuerda el músico y director. Ainhoa no ha contado con el apoyo de Televisión Española. “Nos dieron el portazo. Nos dijeron, y lo tenemos por escrito, que la película no encaja en su línea editorial. Eso con el Gobierno supuestamente más progresista desde la II República”, lamenta Muguruza.
“La nostalgia paraliza. Ainhoa es un ejercicio de memoria histórica”, afirma el director. “Nos olvidamos, por ejemplo, de que en Afganistán hubo una revolución socialista en 1978. Vivimos una batalla por el relato, y eso ya está en la primera película, donde era clave hacer hincapié en el contrabando de ideas y en el arma más importante que tenemos quienes queremos cambiar el mundo, que es la cultura”. Para Muguruza la línea del frente artístico sigue jugando un papel principal ante el estado de las cosas. “Es esencial. Pecamos de la obsesión del momento, pensamos que vamos a conseguir las cosas en el periodo de vida que nos ha tocado. Mucha gente ha vivido el tiempo fascinante de un cambio, sin embargo mucha otra gente no. Ahora estamos en un momento de impasse, pero la cultura tiene que seguir siendo ese martillo que golpea el mundo”, señala. El de Irún confía en la creación de nuevos referentes y tiene palabras de admiración para aquello que se anda tejiendo últimamente en tierras navarras.
“Me parece impresionante el movimiento que hay en Pamplona, que incluso tiene un nombre, el ‘resurgimiento del este’, y que además ocurra alrededor del euskera, con bandas que se apoyan a pesar de sus distintos estilos: Chill Mafia, Hofe, Katanga Dub, Ibil Bedi, Tatxers, la Broken Brothers Brass Band y por supuesto locales y editoriales como Katakrak”, apunta. Esa es, de hecho, la ciudad en la que comienza una película, Ainhoa, que guarda equilibrio entre el cuaderno personal de viaje y el testimonio colectivo de un tiempo del que reivindica enseñanzas válidas para un presente nublado. Hora y media que sabe que toda utopía digna de llamarse así suena a buen volumen.
Público ➝
El músico Fermin Muguruza (Irún, 1963) estrena este viernes la película Black is Beltza: Ainhoa, segunda entrega de su saga de animación que repasa las luchas de liberación nacional y el conflicto en Euskadi, donde la juventud fue arrasada por la heroína.
Llenar el Velódromo era un reto grande en su reapertura tras la pandemia, pero se llenó, lo que nos dio una repercusión mediática muy grande. Mucha gente esperaba esta película y mi guardia pretoriana estaba eufórica. Fue muy emocionante, porque el público cantó, gritó, lloró y nos llevó en volandas. Ahora invitamos a los espectadores a que vayan a las salas, porque nos jugamos cuatro años de trabajo en un fin de semana. Si no funciona, nos quitan de la cartelera.
De hecho, teníamos las Negu Gorriak Brigadas, unidas por el antifascismo, el antirracismo y la pasión por la música. Contaba con grupos de apoyo en cada barrio de Madrid, la ciudad con más seguidores del Estado español, según Spotify [risas]. Y ahora, para difundir la película, cuento con una guerrilla comunicacional.
Llenar el Velódromo era un reto grande en su reapertura tras la pandemia, pero se llenó, lo que nos dio una repercusión mediática muy grande. Mucha gente esperaba esta película y mi guardia pretoriana estaba eufórica. Fue muy emocionante, porque el público cantó, gritó, lloró y nos llevó en volandas. Ahora invitamos a los espectadores a que vayan a las salas, porque nos jugamos cuatro años de trabajo en un fin de semana. Si no funciona, nos quitan de la cartelera.
De hecho, teníamos las Negu Gorriak Brigadas, unidas por el antifascismo, el antirracismo y la pasión por la música. Contaba con grupos de apoyo en cada barrio de Madrid, la ciudad con más seguidores del Estado español, según Spotify [risas]. Y ahora, para difundir la película, cuento con una guerrilla comunicacional.
Nos hemos encontrado con muchos cómplices, pero con determinada gente no congenias porque está en otra onda. Sin embargo, con el reventón del rock radical, había una fraternidad entre todos los grupos, aunque el impacto de la heroína fue tremendo. Lo abordo en la película, porque destrozó bandas enteras: el grupo que más tocó con Kortatu fue Cicatriz, y desaparecieron sus cuatro miembros; el siguiente fue RIP, y solo quedó uno vivo [también falleció la batería de las Vulpes y el cantante de Vómito y amigo de Fermin, Víctor Pérez, entre otros].
En los noventa, tras la experiencia de Kortatu y ver lo que habían hecho The Ex en Holanda, Ian MacKaye (Minor Threat y Fugazi) con Dischord Records y Jello Biafra (Dead Kennedys) con Alternative Tentacles, Negu Gorriak decidimos autogestionarnos y crear nuestro propio sello. Controlar todo lo que hacemos es una marca de la casa. Y, a partir de ahí, nos encontramos con cómplices de viaje en todos los sitios.
En París conocemos a Manu Chao, quien iba con camisetas de Kortatu, y fue un flechazo: teníamos que hacer cosas juntos. En Argentina producimos el disco de Todos Tus Muertos Dale aborigen y nos hacemos amigos. En México nos encontramos con Tijuana No! En Madrid con Hechos Contra el Decoro. Así creamos una comunidad y fundamos un sello internacional donde tienen cabida esas y otras bandas.
Publicamos 130 discos en diez años, una locura. En aquel momento, la idea de la colaboración no era una cuestión comercial, sino de compartir un espacio musical creativo, congeniar y hacer canciones juntos. Algo que he seguido haciendo durante toda mi carrera musical. De hecho, mi primer disco en solitario, Brigadistak Sound System, es el más colectivo, porque en cada canción hay una banda distinta. Algo imprescindible para entender la música, pero también la vida. También fui consciente de ello durante la grabación de Nola? Irun meets New Orleans, donde me impactó la idea de la comunidad, del respeto, del apoyo mutuo… Los músicos seguimos siendo gente de resistencia.
Me parecía muy interesante que en la BSO estuviera Joseba Tapia, quien ya había tocado en el disco In-komunikazioa la trikitixa, traída por los italianos que vinieron a construir el ferrocarril a finales del siglo XIX. Soy un buscador de sonidos. Un explorador. Me apasiona lo que me suena raro o distinto. El trap fue la única música que me sonaba distante, porque mi hijo la escuchaba todo el día. Luego, curiosamente, resulta que la madre de Yung Beef, a la que conocí en el Primavera Sound cuando fui a ver a La Zowi, era muy seguidora mía. Ahora, por ejemplo, me apasiona la rapera chilena Ana Tijoux, quien tiene una influencia de la música popular y de la canción de autor, con esa raíz mapuche que ella tanto defiende.
No podría concebir la defensa de independencia de mi país sin acudir al internacionalismo. Estoy a favor de la autodeterminación de todos los pueblos, pero no entiendo eso de «nos quedamos en nuestro terruño y el resto nos es indiferente». Todos los países estamos interconectados y, como dice Camilo Cienfuegos al comienzo de la película, «esos que luchan, no importa dónde, son nuestros hermanos».
En Euskadi siempre hemos tenido mucha relación con todas las revoluciones que ha habido en el mundo. Cuando yo trabajaba en Egin Irratia, recuerdo que Txillardegi, uno de los grandes pensadores vascos, dijo que por edad y por personalidad habíamos tenido influencias de diferentes revoluciones. Él había estado completamente influenciado por la lucha por la independencia de Argelia. El director del periódico, Xabier Salutregi, por la Revolución cubana. En mi caso, creo que la Revolución Sandinista fue lo más interesante que pasó en el siglo XX. El período entre 1979 y 1989 fue impresionante: el país más poderoso del mundo [Estados Unidos], en guerra contra uno de los más pequeños [Nicaragua], que construyó un socialismo de rostro humano.
La primera parte arranca en Nueva York con el desfile de los gigantes negros [de Pamplona] por la Quinta Avenida. Para mí es inimaginable en ficción. Pero la razón es que yo vengo del mundo del cómic. El primer disco de Kortatu se abre con Don Vito y la revuelta en el frenopático, basado en el cómic que Montesol publicaba en El Víbora [y luego en Makoki], una de las grandes influencias de la banda, junto al cómic underground americano, francés e italiano. De hecho, en el segundo [El estado de las cosas] le dedicamos una canción [Nivel 30º] al creador de RanXerox, Stefano Tamburini, cuando muere de sobredosis de heroína. Para nosotros, El Víbora era puro alimento, una necesidad vital como comer.
Algunas de las canciones estaban inspiradas en cómics, desde la jerga hasta los personajes, que luego hicimos populares aquí a través de nuestras letras. Por cierto, en el País Vasco habría que hacer un estudio sobre por qué el cómic impactó tanto, como se refleja en un montón de portadas de La Polla Records, Cicatriz, Eskorbuto, Kortatu… Y la portada de Brigadistak Sound System también es de un tipo que hace cómics [David Lapeña Herrero].
Hay películas de animación para adultos que son impresionantes, como Heavy Metal, The Wall y, entre las más recientes, Vals con Bashir. Nos pareció una buena técnica para contar historias, pero empezamos publicando un cómic porque no teníamos presupuesto. El objetivo era hacer una película y, para ello, necesitamos cuatro años, los mismos que para esta segunda parte, que viene acompañada de un cómic de la dibujante Susanna Martín en euskera, catalán, gallego y castellano, aunque la intención es publicarlo en francés y en otros idiomas.
Mucho peor todavía, porque se delataron al comentarnos que no encajábamos en su línea editorial. Eso es muy grave, porque en realidad te están diciendo que todas las demás películas sobre el conflicto vasco encajan en su línea editorial. O sea, hay una línea editorial que apoya TVE que está unida a la versión oficial de la batalla por el relato de lo que pasó desde los años 60, 70 y 80 hasta el fin de ETA.
Claro, porque nunca fue algo unánime. Siempre hubo una tensión: «Joder, esto tendría que acabar». Porque arrastrábamos la lucha antifascista contra Franco. Es una discusión que ha estado siempre alrededor de todas las cuadrillas. Y había gente más o menos convencida. Por eso me parecía interesante reflejarlo, del mismo modo que muestro el cambio de algunos: «Claro, cuando torturaban a tu compañera, tú eras el que estabas de acuerdo con reventarlo todo, ¿no?». En otras películas no he visto las distorsiones que se daban, por eso quise ofrecer otro punto de vista alejado de la versión oficial de los hechos.
Por supuesto, pero en el País Vasco existió el Plan ZEN (Zona Especial Norte) y la heroína arrasó, sobre todo en los barrios de clase trabajadora.
Como en Estados Unidos desclasifican los documentos, conocemos la estrategia para desprestigiar a los movimientos contraculturales y para aniquilar a la disidencia, que pasaba por la introducción de drogas duras en colectivos como los Panteras Negras. Así se defendió su Gobierno del quintacolumnismo comunista, al tiempo que financió a la contra nicaragüense con cocaína y permitió que algunos indecentes se lucraran.
Sin embargo, en Europa no sale nada, cuando en los ochenta el 90% del opio venía de Afganistán, la fuente de financiación de la CIA para apoyar, según la retórica occidental, a los freedom fighters. En realidad, eran fundamentalistas que querían llevar al país al medievo, como finalmente ha ocurrido.
Es real, pero se refiere a Donostia y alrededores: Pasajes, Rentería… hasta Irún. Casi podríamos hablar de Guipúzcoa.
No tengo ninguna duda. El exlehendakari José Antonio Ardanza, una persona poco sospechosa de poder engañarnos, ha contado que, cuando era alcalde de Mondragón, no entendía que entrase tanta heroína y ordenó a la policía local que investigase su origen. Siguieron la pista y venía del cuartel de Intxaurrondo.
Por reproducir una noticia del periódico Egunkaria que se hacía eco del informe Navajas [elaborado por el fiscal de la Audiencia Provincial de Guipúzcoa Luis Navajas] y denunciaba cómo los guardias civiles financiaban la guerra sucia y se lucraban con el narcotráfico [«Hace dos años en mayo, / la guardia civil pilló / una tonelada de coca / y en la comisaría / desaparecieron 150 kilos»]. En la misma mesa hablaban sobre cómo pagar a los sicarios y, al mismo tiempo, cómo manejar la heroína. Eso había empezado a salir muy tímidamente, pero nosotros nos atrevimos a cantarlo y levantamos muchas ampollas.
Disolvimos Negu Gorriak y dijimos que nos volveríamos a juntar cuando ganásemos el proceso judicial. Cuando el Tribunal Supremo falló a nuestro favor cinco años después, juntamos a 30.000 personas en tres conciertos. Una semana después, unos ultraderechistas iban a poner una bomba en un concierto mío y les estalló en las manos. En cambio, eso apenas salió en la prensa… No solo hablamos de las campañas mediático-represivo-judiciales, sino también de un país que tiene a un preso y a un exiliado por cantar. ¡Amnistía para Valtònyc y a Pablo Hasél ya!
Mi último disco, B-Map 1917 + 100, en colaboración con The Suicide of Western Culture, es un trabajo extremo, total, de máquinas al estilo Front 242 o Nine Inch Nails. En algún tema hay una onda de reggae y dub, pero el resto es experimentación. Cuando llevas casi cuarenta años en la música, hay mucha gente que quiere saber lo que estoy haciendo, haga lo que haga. Hay fans de Kortatu, algunos de Negu Gorriak y otros son seguidores de toda mi carrera.
La ignorancia es muy atrevida. El internacionalismo es imprescindible. Y nosotros considerábamos un espejo a los movimientos de liberación latinoamericanos. Con doce años empecé a ver unas manifestaciones muy bestias, reprimidas por la policía salvaje y fascista que, tras la muerte de Franco, lo único que hizo fue cambiar el color de su uniforme.
Entonces, todas las luchas estaban interconectadas: Argelia, Cuba, Nicaragua, El Salvador, Argentina… La música en Black is Beltza: Ainhoa es importantísima, porque no hay revolución sin canciones. En la película cito el discurso del Che en la Asamblea de la ONU en 1964, que enlaza con los gigantes negros censurados en el desfile de Nueva York: «Esta gran humanidad ha dicho basta y ha echado a andar. Y su marcha de gigantes ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia por la que ya han muerto más de una vez inútilmente».
Exactamente [risas].
Quizás puedan pecar de eso. Yo estudié Pedagogía y vi a The Clash tras el golpe de Estado del 23F, tres días antes de que Bobby Sands falleciese después de una huelga de hambre. Joe Strummer presenta Sandinista y le dedica el concierto a los huelguistas andaluces. De repente, sale al escenario un tipo con un txistu y toca el aurresku, una canción de bienvenida. Y, a continuación, pam, pam, pam: ¡London Calling! Entonces pensé: «Aquí hay que hacer pedagogía de choque».
Debemos transmitir lo que hemos vivido. Me gusta que la gente se lo pase bien al ver una película. «Lucha por tu derecho a la fiesta», que dirían los Beastie Boys en respuesta al «lucha por tus derechos» de Public Enemy. Yo estoy con los dos, porque Black is Beltza: Ainhoa es una película de aventuras, un thriller político que debe disfrutarse, pero también dejar un poso.
Me apasiona el género del espionaje y el contraespionaje, porque lo he vivido y porque vengo de la Guerra Fría y del Telón de Acero, algo que reflejo en la película. También conocí el socialismo real y me dije: «Esto no es lo que nosotros esperábamos». Pero también hay cosas claras, como la defensa del Afganistán socialista, aunque el personaje del doctor soviético reconoce que la sangre no se puede limpiar con sangre, como dice el proverbio afgano.
Sí, hay muchos elementos autobiográficos y basados en experiencias personales. En los ochenta casi no dormía, porque estaba todo el día por aquí y por allá, tocando y escuchando, pues me encanta que me cuenten historias. Viví la heroína, la represión, los muertos… Cuando mataron a Josu Muguruza, pensaban que era mi hermano.
Tras su muerte llegó la pandemia y fue una hecatombe. Cuesta mucho levantar un proyecto de animación. Por las tuberías, que no tienen nada que ver con las cloacas del Estado, debe fluir el agua, sin que haya atascos. Me refiero a lo que en animación se llama pipeline, donde cada pasito es una celebración. Al final he empleado cuatro años de mi vida, aunque la proyección en el Velódromo fue una sanación: «¡Va por ti, Iñigo!». El corazón de la película late al ritmo del corazón de mi hermano.
La protagonista es una mujer y hay una pulsión clara por la autodefensa feminista. Trabajamos con la guionista Isa Campo y con las analistas de guion Natalia de Ancos y Kattalin Miner, que reforzaron el impacto del feminismo. La película, además, muestra cómo se creó en Kurdistán la primera unidad de guerrilla formada por mujeres.
Hay que analizar los hechos en su contexto. Está ambientada en los sesenta, la década del verano del amor, cuando las Baader-Meinhof reivindicaban aquello de «una bala, un polvo». Aunque el protagonista es un hombre, quienes comandan los grupos de apoyo con los que contacta en cada ciudad son mujeres con una personalidad muy fuerte.
Ese fin llegó muy tarde y vino marcado precisamente por la propia presión de la gente que antes la había apoyado y que creía claramente que no tenía ningún tipo de sentido practicar la lucha armada en Europa en el siglo XXI.
Estoy convencido de que esa no fue la causa. Después de la ruptura de la tregua del 2006, la inmensa mayoría del País Vasco está en contra de la violencia y no se entiende que pueda seguir ETA. Incluso tras los Acuerdos de Lizarra-Garazi, en 1998. Desde la izquierda abertzale se le transmite que es un sinsentido lo que está haciendo. Y por eso se encarcela a la gente que hacía posible eso [la paz], como Arnaldo Otegi.
Nosotros pensábamos que la última danza de guerra sería en 1988, porque ya había comenzado el proceso de paz en Argelia [las llamadas conversaciones de Argel, entre ETA y el Gobierno socialista de Felipe González].
Y todavía seguimos con la distorsión mediática y los bilduetarras…
Ha habido un cambio de estrategia, porque la entrada de Vox en el panorama político ha condicionado mucho el discurso del Partido Popular. Pensemos que en una época Borja Sémper llegó a decir que el día que ETA dejase de matar los presos iban a venir al País Vasco [«Si ETA se disuelve mañana, la política de dispersión cambiará en 48 horas», declaró en una entrevista al Diario Vasco]. Los presos tendrían que estar todos en la calle, como sucedió con los del IRA. Eso forma parte de los procesos de paz, pero el de aquí ha sido irregular.
En realidad, es un ciclo donde versionan a músicos en activo, como Ruper Ordorika. ¿Joven yo? Bueno, el año que viene cumplo sesenta años. Aunque aparente menos edad, hay que recordar que en 1983, al poco de fundar Kortatu, tenía veinte añitos… Reconozco que me hizo mucha ilusión tanto el homenaje como la elección de los grupos. La Basu vino con las raperas Tesa y Wöyza, y cantaron en castellano, catalán, gallego y euskera. Me lo pasé bomba, porque fue una noche preciosa en la que pensé que estaba volviendo a ser el yo que dejé de ser cuando murió mi hermano.
Subterfuge Radio ➝ Fermín Muguruza se asomó a nuestro armario para hablar de cine, cómic… y música. El viernes 30 de septiembre estrena Black is Beltza II: Ainhoa, segunda parte de la película estrenada hace cuatro años (se puede ver en Netflix).
Ainhoa nace de milagro en La Paz, Bolivia, tras la muerte de su madre Amanda en un supuesto atentado parapolicial. Crece en Cuba y en 1988, a los 21 años, comienza un viaje iniciático por el País Vasco para conocer la tierra de su padre, Manex. En pleno conflicto represivo, conoce a Josune, una periodista comprometida con la que emprende un viaje que les llevará a Líbano, Afganistán y la ciudad de Marsella. Son los últimos años de la Guerra Fría y ambas se adentrarán en el oscuro mundo de las redes del narcotráfico y sus estrechos vínculos con las tramas políticas.
Las seis balas con las que nos ha retado Fermín Muguruza se pueden escuchar en la BSO de la película, disponible ya en plataformas. El proyecto transmedia se completará con la publicación, el 06 de octubre, del cómic Black is Beltza II: Ainhoa ilustrado por Susanna Martín.
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