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El director Fermin Muguruza y la productora ejecutiva Jone Unanua presentan el documental «Bidasoa 2018-2023» en el espacio Irudienea de la Durangoko Azoka. Esta «carta de amor al Bidasoa» se podrá ver cada día en la plaza de la cultura.
El 22 de abril de 2021, el cineasta y músico irundarra Fermin Muguruza sintió como una bofetada la viñeta que el ilustrador Unai Iturriaga Zugazart publicó en el medio Naiz: cuatro días antes, el eritreo, el hombre, la persona Tessfit Temzide se había ahorcado en Azken Portu de Irun mirando hacia Hendaia, un lugar que la Policía francesa le había negado al detenerlo y prohibirle el paso hacia la localidad labortana.
A través de la fuerza de la imagen, Zugazart equiparó la muerte de Temzide con la de las personas negras asesinadas a principios del siglo XX sobre todo en el sur de EE. UU., cuyos cadáveres pendían de las ramas y a los que Billie Holiday homenajeó en la canción «Strange fruit» («cuerpos negros balanceándose con la brisa del sur»). Según explicó ayer en la charla ofrecida en Durango, Muguruza decidió entonces que tenía que hacer algo.
Dicho y hecho: mientras finalizaba «Black Is Beltza 2: Ainhoa», Muguruza procedió a documentarse «sobre lo que estaba pasando en mi querido río Bidasoa desde que en 2018 el Gobierno francés cerrará el paso en los tres puentes entre Irun y Hendaia». Desde ese 2018, al menos diez personas han muerto al tratar de pasar furtivamente de un lado al otro del río Bidasoa ya sea ahogadas, arrolladas por el tren o acabando con su propia vida presas de la desesperanza.
«No queríamos hacer un documental periodístico. Queríamos que fuera algo diferente», ha explicado Muguruza en un acto de presentación para el que la sala lucía completa. Como acostumbra también en la música, procedió a practicar, entonces sobre la pantalla, el mestizaje de estilos.
Como en un clásico documental, «Bidasoa 2018-2023» reúne diversos testimonios de gente que trabaja sobre el terreno (representantes de asociaciones de ayuda a personas migrantes, la hija de una emigrante dominicana, una persona que trató de pasar la frontera…), pero también ofrece imágenes del propio río Bidasoa, «otro protagonista del documental». Finalmente, usando la animación, se cuenta la historia de cada una de las personas muertas al tratar de pasar la muga del Bidasoa: quiénes eran, de dónde venían y cómo llegaron a ese punto en el que alguien les impidió para siempre avanzar.
Precisamente, esa fue la motivación principal de este trabajo: devolver la humanidad a aquellos a los que se les ha arrebatado; reconocer su identidad a Tessfit Temzide, Yaya Karamoko, Abdoulaye Koulibaly, Fayçal Kamadouche, Mohamed Kemal, Ahmed Belhiredj, Sohaibo Billa, Ibrahim Diallo y Abderraman Bah. Creación, como complemento emocional de la estadística; humanismo, como antídoto contra la desafección; la obra, como martillo contra los clichés.
Siendo un proyecto de Fermin Muguruza, la música tiene, por supuesto, un peso fundamental en «Bidasoa 2018-2023», y se pueden escuchar durante los 71 minutos del documental canciones de varios grupos del área del Bidasoa: Bad Sound System, Sonakay, el propio Fermin Muguruza, Willis Drummond (cantan «Bidasoa. Guretzat ez zira sekulan muga izan. Ez dugu onartuko hilerri bihur zaitezen» – Bidasoa. Para nosotros nunca has sido frontera. No aceptaremos que te conviertan en cementerio), Olaia Inziarte (canta «Lehengo lepotikan burua» o todo sigue igual, como demuestra el hecho de que sigan muriendo personas donde a mediados del siglo pasado lo hicieran los portugueses que huían de la dictadura de Salazar), Dut («Bandera trapu bat da, haizerik ez badabil» – la bandera es un trapo, si no sopla el viento, canta la letra de su canción «Haize eza», escrita por Martxel Mariscal, mientras hablamos de fronteras)…
Fermin Muguruza lo dejó claro ayer, al final de su charla: «El río no mata. El río es vida, y abraza ambos márgenes. Quienes matan son las políticas migratorias».
*»Bidasoa 2018-2023″ se podrá ver todos los días durante la Feria de Durango, a partir de las 20:30 en el espacio Irudienea.