El artista y activista vasco, cineasta, promotor discográfico y fundador de Kortatu y Negu Gorriak inicia una gira celebrando 40 años de carrera musical y lucha cultural por la emancipación de los pueblos
Hace ahora 40 años, el 20 de junio de 1984 se ponía en circulación la primera maqueta de una banda que con los años se convertiría en un nombre imprescindible para conocer y entender el rock en Euskalherria: Kortatu. A lo largo de los 80 y hasta su separación en 1988 la banda, formada por los hermanos Íñigo y Fermín Muguruza, pionera de una originalísima mezcla de ska y punk rock fue todo un fenómeno social y cultural fundamentalmente en Euskalherría, pero también en todo el estado español y en otros muchos países. Baste simplemente un ejemplo: el álbum en directo ‘Azken Guda Dantza’, grabado en el que fue el último concierto de la historia de Kortatu en octubre de 1988 fue citado por la prestigiosa revista underground americana ‘Maximumrock&roll’ como uno de los mejores discos en directo de la historia del rock.
Para celebrar esos 40 años de trayectoria ininterrumpida, Fermín ha anunciado que entre 2024 y 2025 va a hacer una gira en la que va a recorrer prácticamente todo el planeta, con conciertos ya confirmados en Tokio, Buenos Aires, México DF, Santiago de Chile, Bogotá, Berlin, Zurich, Roma o París entre otras ciudades, así como a nivel estado español Tenerife, Barcelona, Madrid o Santiago de Compostela, y por supuesto Donostia -será el primer artista cantando en Euskera que hará un concierto en el Estadio Reale Arena – Anoeta de la Real Sociedad- y dos shows en Bilbo, con los que abrirá la gira el próximo mes de diciembre llevando un repertorio que abarcará canciones tanto de su carrera en solitario como de Kortatu y Negu Gorriak.
“Siendo adolescente era un existencialista, muy influenciado por Jean Paul Sartre y Simóne de Beuavoir que solo pensaba que había que protestar y sobrevivir y no me daba a mí mismo una vida más allá de los 35 años” –comenta Fermín en la entrevista que nos ha concedido a Diario Red- “Luego el devenir de la historia ha sido distinto y hay un montón de elementos que han hecho posible llegar a esta edad de 61 años y estar aquí, anunciando esta gira, que la haré prácticamente ya con 62 años cumplidos. Lo que está ocurriendo ahora era impensable para ese chaval de 20 tacos que empezó con Kortatu, pero también es impensable para este tipo que está aquí, renqueante, pero que va a seguir dando guerra durante este año y el siguiente por lo menos, y seguramente hasta que deje este mundo”.
Todo empezó en lo que a esta gira se refiere con lo que iba a ser un único concierto en el Bilbo Miribilla, pero que alcanzó tal repercusión que se tuvo que montar otro y a partir de ahí, todo el proyecto de este ’40 Urteurrena Tour’. “Yo quería de una manera o de otra volver a Bilbo porque allí hice un concierto homenaje a mi hermano Íñigo, que murió en 2019 en el que repasamos toda su trayectoria musical, desde Kortatu a Sagarroi pasando por Negu Gorriak y Joxe Ripiau. Aquella experiencia fue para mí algo sanador, catártico y quería volver a ese escenario. No estaba en mis planes hacer un concierto o una gira de 40 aniversario, pero al venderse los dos Miribilla en nada de tiempo y ante la presión popular que hubo tan fuerte para llevar ese concierto a más lugares, empezamos a dar forma a esta gira y su contenido musical”.
El compromiso político e ideológico es inseparable de la carrera musical y de la propia vida personal de Fermín Muguruza. Vinculado desde siempre a la izquierda abertzale, dos postulados han caracterizado su pensamiento y su actividad en este sentido: su defensa del derecho a la autodeterminación del pueblo vasco y su decidida vocación de solidaridad internacional, en especial con los pueblos sometidos al imperialismo. Desde algunas posiciones del nacionalismo más endogámicas ambas posiciones se ven como contradictorias, pero para él no lo son en absoluto. “¿Cómo voy a defender yo lo que es la autodeterminación de mi pueblo, de Euskal Herria y no voy a estar comprometido con las causas de los demás pueblos? Eso para mí sí que sería contradictorio. Son cosas que van una de la mano de la otra. Es algo de lo que aprendimos mucho en Latinoamérica, de países y pueblos con los que tuvimos una relación muy estrecha, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, incluso Brasil o Colombia, en todos esos pueblos han existido de movimientos de liberación nacional. En toda Latinoamérica siempre ha habido una presencia de la cultura vasca enorme por tantos años de historia de migraciones, especialmente desde la guerra civil. Entonces tuvimos ese contacto también con esas realidades y fue realmente inspirador y aleccionador, sin duda”.
En estos 40 años ha habido momentos memorables en la carrera de Fermín, conciertos sensacionales, música y experiencias inolvidables, pero también otros sumamente difíciles, como cuando Negu Gorriak fueron llevados a los tribunales por el por aquel entonces teniente coronel de la GC Enrique Rodríguez Galindo, en un claro ejercicio de censura contra la canción “Ustelkeria” o cuando en 2001 un grupúsculo terrorista de ultraderecha intentó asesinarle colocando un artefacto explosivo en las Cocheras de Sants de Barcelona, donde iba a dar un concierto.
“Te podría podría decir también otros dos momentos en los que estuve a punto de ser asesinado” -recuerda- “En un atentado terrorista perpetrado por los GAL, yo había estado jugando al futbol con cuatro refugiados vascos en Baiona y al terminar ellos se fueron a un bar, en el hotel Monbar y yo me fui a otro. Allí los asesinaron a los cuatro y nunca pude dejar de pensar que si me hubiera ido con ellos una de esas balas habría sido para mí. Volviendo a hablar de internacionalismo, además en un momento como este, la primera vez que viajé a Palestina estaba en plena explosión la batalla de Ramala en la que el ejército israelí intentó secuestrar y después asesinar a Arafat. Estábamos allí para reunirnos con músicos y trabajadores de la cultura, pero ante lo desesperado de la situación nos pidieron que fuéramos como escudos humanos. Fue algo tremendo, pero mira, aquí sigo y lo puedo contar, como hice en la canción de “Yalah, Yalah, Ramallah” de mi disco ‘Euskal Herria Jamaica Clash’, que por cierto, acabamos de reeditarlo en vinilo, al igual que narré los crímenes de los GAL de Baiona en “Hotel Monbar” de Kortatu”.
Euskal Herria ha vivido en los últimos años un proceso muy singular de evolución política, plasmado en los resultados de las últimas elecciones vascas donde una fuerza política abertzale como Bildu, que durante años fue ilegalizada, perseguida y con alguno de sus dirigentes históricos como Arnaldo Otegi encarcelado, hoy es la fuerza hegemónica de la izquierda vasca y ha estado muy cerca de haber podido formar gobierno. En opinión de Fermín, “una lección estratégica que nosotros reivindicamos desde hace mucho tiempo y que viene también precisamente desde Latinoamérica creo que ha tenido una clara influencia en los últimos años en la izquierda abertzale y eso explica al menos en parte la situación actual. La Unidad Popular de Salvador Allende en Chile fue el primer intento de aglutinación de diferentes fuerzas de izquierda que después se ha ido repitiendo en distintos países latinoamericanos. El Frente Amplio, una amalgama de diferentes partidos y propuestas independientes de izquierda que se unen precisamente para hacer un frente común, llegó al poder en Uruguay liderado por una persona que había sido un guerrillero tupamaro, como Pepe Mújica. En EH Bildu hemos logrado reunir en ese frente común a gente que venía de Izquierda Unida Alternativa, la escisión más izquierdista y sindicalista del PNV que fue Eusko Alkartasuna, partidos como Aralar, Sortu o Amaiur e incluso sectores independientes, en los que yo mismo me encuadro. Aún así, estoy convencido que si EH Bildu hubiera presentado como candidato a Lendakari a Arnaldo Otegi, se habrían ganado las elecciones. Lo dije una vez en una entrevista en ‘Carne Cruda’ cuando todavía se hacía en Radio 3, que el futuro Lendakari del gobierno vasco se encontraba en la cárcel. Que Arnaldo Otegi fuera lendakari hubiera sido un acto de justicia poética”.