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Ensayando los 8 conciertos que haremos para presentar el “B-Map 1917+100”, hemos recordado (del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón) que mañana 20 de abril se cumplen 25 años del “Borreroak baditu milaka aurpegi” de Negu Gorriak y hemos revisitado como podéis escuchar aquí, el tema “Itxoiten” para incorporarlo al repertorio, .
En 1993 cumplía ese día 30 años, ¡y ahora 55! Para celebrarlo hemos pensado que como la Sala Salamandra será nuestro campamento base, realizar el 4 de mayo en esta sala de manera gratuita un ensayo general abierto al público.
Para poder acceder, solo tenéis que rellenar el formulario que encontraréis aquí, y recibiréis la invitación en vuestro email directamente.
El aforo es reducido, por lo que conviene espabilarse.
Nos vemos el 4 de mayo en la Sala Salamandra, y no olvidéis, que el verdugo tiene múltiples caras.
En noviembre de 2016 se publica «Black is beltza ASM sessions», trabajo de FM junto a Chalart58. No es habitual que en un año un artista tenga nuevo disco, además de conocerse que está inmerso en la película de animación «Black is beltza». Con todo, aquí está «B-Map 1917 + 100», sonidos indutriales junto al dúo catalán TSOWC y que se publica hoy mismo.
Con Fermin Muguruza no hay que dar nada por supuesto. Su capacidad de trabajo y persistente inquietud puede desbordar cualquier previsión. Se sabía que estaba implicado al máximo con el filme de animación “Black is beltza”, pero el ágil músico se guardaba que aún tenía tiempo para abordar un proyecto inimaginable en su discografía: dar forma a un disco con ambientes industriales suavizados por la tela sonora de los buenos tiempo del post-punk rítmico de la ciudad de Manchester. Este lado es el que propone melodía ante los impulsos agobiantes y machacones de los catalanes The Suicide of Western Culture. El resultado es que ambas partes están soberbias. Absorben la atención como un imán se merienda a una aguja.
La primera escucha de «B-Map 1917 + 100″ (Talka Records & Films/El Segell del Primavera) sorprende, y será más contundente aún para quienes no estén familiarizados con los ritmos industriales. Con todo, y como explicará Muguruza más adelante, él se fija en Nine Inch Nails porque a pesar de sus golpes de hierro también cuidan la melodía. Y en este campo Muguruza ha realizado un brillante trabajo de compensación.
De otra parte, Muguruza es un músico formado y atento a la historia, por lo que puede afrontar retos con facilidad, sea con músicos de Nueva Orleans, Chalart58 o ahora TSOWC y, además, aportar textos siempre comprometidos (en este caso el sistema capitalista es uno de los focos fuertes) y repletos de referencias.
En “B-Map 1917 + 100” (ya el título llega con alusiones: los cien años de la Revolución rusa y el derrocamiento del régimen zarista) las conexiones incluidas en las letras son numerosas. En realidad, los textos deberían venir con hiperenlaces, pero como no es posible, no queda otra solución que echar mano del bagaje histórico y musical o acudir a consulta.
Sin intención de explorar todo el universo que rodean a los textos, Muguruza engarza de principio con Ulrike Meinhof. Está en la ciudad de Berlín, porque este es un disco de ciudades y de ciudades que comienzan por “B”. Esta letra se fija en la fundadora de la Fracción del Ejército Rojo, RAF en alemán, lo que conlleva recordar cómo tres militantes más aparecían suicidados en sus respectivas celdas, Fermin los menciona. Obviamente pocos se creyeron las versiones oficiales. También en esta letra señala: “La revolución dice: yo soy, yo fui, yo seré”, de la teórica marxista Rosa Luxenburgo.
En “Beirut” apunta al poeta palestino Mahmud Darwish. En “Brazzaville”, mientras menciona el ultraje y la espoliación del continente, el músico recuerda a Patrice Lumumba, líder anticolonialista congolés. Fue primer Ministro en 1960 y un año después muere en atentado. “Belfast” referencia a Bobby Sands, miembro del IRA Provisional, fallecido tras una larga huelga de hambre. “Belgrado” descubre a la singular rapera Mimi Mercedez quien proclama sexo, drogas y lucha de clases. “A la mierda la corrección política, que se jodan los teóricos románticos bailando a su ritmo”, proclama Mimi, discurso que hace suyo Muguruza.
En este apasionante recorrido histórico por cada letra, se refleja a los hermanos Flores Magón, precursores de la revolución mexicana. En “Baton Rouge” se da fe del coraje y valentía de Ieshia Evans, una mujer enfrentándose a robocops antidisturbios en una manifestación contra los continuos abusos policiales racistas. Hay más nombres, otras raperas luchadoras, más ciudades con “B”, como si el disco fuese, de paso, también la cara “B”, la menos conocida, la más díscola en general.
Y a todo este clima únanse decenas y decenas de samplers variados, rapeados salvajes y un trabajo general abrumador.
¿Cómo le seducen para complicarse la vida una vez más, aunque merezca la pena?
Todo esto lo provocó Carles Baena de El Segell. De The Suicide of Western Culture yo solo conocía “Love your friends, hate politicians”, un temazo. Así que me envió los discos y me dijo que eran muy, muy seguidores míos, de todo lo que he hecho en mi vida, aunque les gustaban más unas etapas que otras, y que alguna vez tendría que hacer algo con ellos. Un día, se ofrece a presentármelos y me invita hacer una escucha de su música los tres juntos. Un día me trajeron un remix de un tema que les había mandado y que no había salido en ningún sitio y, de repente, con tres temas ya pensé: ‘podemos llegar hasta cuatro”. Empezamos a hacer trabajo de creación, de cirugía musical. Poco a poco, me iban gustando cada vez más instrumentales de los que me enseñaban… y al tercer día ya vi claro que podía hacer incluso un disco entero y, además, un disco conceptual.
Y, además. con muchos recursos expresivos, con samplers de diferente espectro. Como vaciar la alacena.
“Siempre me ha gustado añadir ese toque de sampleado de voces sacadas de la realidad que identifica mucho el trabajo que he hecho desde Negu Gorriak. Al final, forman parte del armazón musical. Según iba escribiendo las letras, iba pensando también qué tipo de samplers podría ir eligiendo. TSOWC ya metían o muchos sonidos y ruidos sampleados y yo por ejemplo, incorporaba en el tema de Brazzaville las voces de una tribu cantando, o una radio hablando de la muerte de Bobby Sands en la de Belfast, o voces serbias en la de Belgrado, o a Ulrike Meinhof en la de Berlín… Todo este tipo de recursos me motiva muchísimo.
Con guiños a su carrera…
En “Brazzaville”hemos usado otra vez el sample del hacha de “Kolpez Kolpe”, que aparece siempre en todos los proyectos que he hecho, de alguna manera o de otra. Kaki Arkarazo fue a grabarlo en su día a una competición de aizkolaris (cortadores de troncos) en Tolosa. Luego salía en canciones de Negu Gorriak, luego en el disco con Dut… En “Brazzaville”, el hacha es la que marca el ritmo. Y si se escucha con atención, se nota que es el hacha de “Kolpez Kolpe”. Empieza el hacha y luego ya enlaza con el famoso discurso de Patrice Lumumba que le costó la sentencia de muerte. Y en “Beirut”, por poner otro ejemplo, cito “Ehun ginen”, la versión de M-Ak que en su día hice con Kortatu y en la que colaboraba Mikel Laboa.
La «B» como protagonista.
Cuando estaba trabajando para Al Jazeera con la serie de documentales sobre música árabe, me instalé en Beirut y uno de los representantes de la cadena me dijo que hubo un tiempo en el que tres ciudades del mundo eran las que más información promovían: Beirut, Bilbao y Belfast. Las tres bes de las noticias. Caí en la cuenta de que había y hay otras ciudades que empezaban por B cuyos conflictos también despiertan mucho interés periodístico: Barcelona, Berlín… Descubrí un mapa muy interesante alrededor de la letra. Por otro lado, me acordé de una idea de Public Enemy que sampleo en la canción de “Baton Rouge”: ‘Brother black the B is back, so check it out. The B-side wins again. Here we go!’. La letra “B” es como de la otra cara de la realidad, es la contracalle, kontrakalea. También hay referencias a una de las canciones que hicieron Dut, “Itxura faltsuak”, con los que hice un disco y una gira que he tenido muy en mente también en esta ocasión.
Los duros Dut, como este mismo disco.
Este es el disco más duro que he hecho desde “Ireki ateak” con Dut hace veinte años. Tiene un sonido muy bestia, muy industrial, incluso difícil para determinado público que me sigue. Pero a mí siempre me ha apetecido adentrarme por ese terreno. Por otro lado, también estaba en un momento en el que me apetecía escapar de la fase de revisión de mis propias canciones, que era lo que había hecho con varias giras anteriores. Este nuevo disco también me sirve para decir: ‘Si alguien se pensaba que solo llegaba hasta aquí, estaba equivocado’. “B-map 1917 + 100” no es un disco anecdótico o una colaboración más, no, no. Es un disco mío con TSOWC, pero una pieza clave, de mucho calibre, dentro de todo lo que he hecho en mi vida. Por eso digo que es un “El estado de las cosas” o un “Gure Jarrera” en el año 2017, que, a su manera, también fueron conceptuales.
Las letras son como partes de la historia que explican el mundo.
No sé si faltan más canciones que expliquen la realidad, los tiempos, pero las busco y las encuentro. Me parece necesario o, como mínimo, algo que necesito. Aunque me encanta estar pendiente de las noticias todo el día, a veces me siento abrumado por la información. Necesito que me la interpreten, que me ofrezcan un punto de vista. Cuando escuché en la radio la canción de Kate Tempest “Europe is lost” fue como un puñetazo. Este tipo de artistas que lanzan mensajes-crónica, aunque sea a través de una estética única, pero también revolucionaria, como Mimi Mercedez, esta artista de trap serbia a la que hago un homenaje en Belgrado, es algo que me apasiona. En Francia he descubierto también a Casey, de estética muy queer, que me impactó mucho en directo. Sus canciones están muy comprometidas socialmente.
También habrá músicos que hayan sugerido directa o remotamente algunos aspectos de «B-Map 1917 + 100»
Sí, cosas tipo The Disposable Heroes of Hiphoprisy, que ya habían estado presentes en otras épocas, o los primeros discos y videoclips de M.I.A, que tenían un sonido global, que iba más allá de lo industrial. Siendo este un disco-mapa, tenía sentido esta vez acercarme a un sonido global. Por eso en “Brazzaville” se incorporan sonidos del nuevo beat que se está haciendo en África. Y respecto a la parte sonora más industrial, también me acordaba de Atari Teenage Riot, aunque en la manera de cantar haya intentado alejarme del grito, un estilo que adoro, pero que esta vez prefería no revisitar. He preferido buscar melodías como contraste a esas bases tan salvajes. Nine Inch Nails también tenían ese punto, cuando buscaban melodías en medio de una base dura y oscura. Y de alguna manera, el post-punk de Manchester también estaba presente en la Fabra i Coats de Barcelona, que es una fábrica de ambiente muy inglés y me recordaba a Joy Division-New Order.
Bideoa: EITB
El músico de Irun ha recibido en el teatro Victoria Eugenia el premio que concede el Ayuntamiento de Donostia y que reconoce el trabajo de su trayectoria artística.
En su discurso, Muguruza ha dado las gracias por los aplausos de los asistentes, habida cuenta de que en otras ocasiones en las que ha sido galardonado, el recibimiento ha sido menos caluroso.
«Estoy acostumbrado a recibir sanciones de las instituciones, no premios. Cuando me llamaron para decirme que el Ayuntamiento de Donostia iba a darme Adarra Saria pensé que me estaban gastando una broma –ha hecho un juego de palabras con ‘adarra jotzen’–. Luego me explicaron que era el premio a una trayectoria, y que se lo habían dado a gente como Mikel Laboa, Ruper Ordorika, Benito Lertxundi… tenía que aceptarlo».
«Este premio, si estoy aquí, es también para los gaztetxes. Sin ellos no se podría entender mi trayectoria musical. Dicho esto, y en presencia del alcalde, quiero recordar que mi último concierto en Donostia fue en el tejado de Kortxoenea (gaztetxe desalojado y derribado en el barrio de Gros)», ha subrayado mientras Eneko Goia, que antes había repasado su trayectoria y habbía destacado su faceta de «renovador» y su fidelidad al euskara, permanecía en pie junto a él.
Muguruza también ha remarcado la importancia de la música en directo y de los locales que programan estas actuaciones, y ha dedicado su premio a Le Bukowski, la histórica sala ubicada en la calle Egia.
Finalmente ha tenido un recuerdo para el dantzari Jon Maia, de la compañía Kukai, que recientemente reivindicó en la entrega de los premios Max que «un pueblo que baila nunca morirá», adaptando a su disciplina la letra del tema ‘Gora Herria’, de Negu Gorriak.
Coincidiendo con el solsticio de verano, el 21 de junio se celebra la Fiesta de la Música, evento internacional. Se trata de promover el intercambio cultural entre los pueblos. Es una jornada adecuada, por tanto, para que un músico y narrador viajero comprometido, Fermin Muguruza, reciba el Adarra Saria por sus contribuciones humano-culturales, más concierto en el Teatro Victoria Eugenia de Donostia.
Pocos músicos a sus 54 años han dejado tantas y variadas huellas. Parecen las de un poblado, pero solo son las de Fermin Muguruza, músico de creatividad dinámica infatigable, aunque de vez en cuando encalle en tierra su rodilla. Con temores, pero siempre con el paso hacia delante, el próximo miércoles en el Teatro Victoria Eugenia (20.00), recibirá el Adarra Saria, merecida distinción arrancada a la historia por su brillantez artística, adherida a un profundo respeto por los pueblos oprimidos, la diversidad cultural, su arcana historia. En Victoria Eugenia, además actuará con la Big Band catalana Micaela Chalmeta de 20 miembros. Pero también contará con parte de quienes han contribuido al trabajo motivo del premio: su hermano Iñigo, Kaki Arkarazo, Mikel Anestesia, Mikel Abrego, Niña Coyote eta Chico Tornado, Jon Elizalde, Fino, Lonbi, Sorkun, Oskar Benas, Ines Osinaga, y un guiño al rap en euskara con La Basu, y Odei Barroso del grupo 2ZiO. Y en la mesa de sonido, Angel Katarain. Lástima que no haya posibilidades, de momento, de que se repita en EH semejante concierto.
El premio Adarra Saria no posee el boato del Rock and Roll Hall of Fame, tampoco un ejemplo de equidad e inquietud. No está mal que desde algún ámbito de la cultura se reconozca la labor de los músicos vascos, trabajo que en la mayoría de las ocasiones supone un esfuerzo personal muy duro dadas las dificultades económico/artísticas para desarrollar una carrera. Aunque de uno en uno me temo que no se «ajustarán» cuentas con la historia ni con el presente.
Aparte de los premios que la industria del entretenimiento crea como herramientas de márketing, creo que es importante realizar reconocimientos a la trayectoria de diferentes artistas en vida, no solo homenajes posmortem que es lo que empujó a la creación de Adarra Saria una vez que Mikel Laboa nos dejó. En estos cuatro meses que he estado viviendo en Catalunya, han muerto Ion Arretxe, Hasier Etxeberria y Juanba Berasategi, gente con la que tendríamos que haber realizado algún tipo de evento-encuentro-muestra de gratitud, cuando sabíamos que tenían pocos días entre nosotros. En mi caso concreto, y aun advirtiendo que intentaré dar una nueva sorpresa en forma de grabación antes de que acabe el año, me hace especial ilusión teniendo en cuenta que si bien me han dado premios por mis documentales, el último “premio” musical fue motivo de una tremenda polémica por la denuncia que realicé por el cierre del periódico “Egunkaria”, y porque sigo siendo censurado allá donde gobierne el Partido Popular y perseguido ideológicamente allá donde se atrevan a programarme. No solo fuera de Euskal Herria, pues en 2013 fui vetado por el Ayuntamiento de Gasteiz, el año pasado pude actuar en Iruñea después de 17 años de permanecer en la lista de no contratables, y en mi ciudad natal, donde me costó 15 años volver a actuar en las fiestas. No tendré nunca ningún reconocimiento por mi implicación y apoyo explícito con las reivindicaciones de las mujeres en su lucha por construir una sociedad igualitaria, también en fiestas.
Le han secundado en Adarra Saria Mikel Laboa, Ruper Ordorika y Benito Lertxundi… Es el más joven, ¿ve bien que no se espere, dependiendo de la densidad del trabajo, a tener que pasar de los sesenta, los setenta años o fallecer?
El más joven, pero ya no con tanta diferencia a mis 54 tacos, y ser un superviviente de los años 80, algo que nos puede cuantificar en años. Que este premio se haya concedido a Laboa, Ordorika y Lertxundi, es una razón, bueno, tres razones de peso pesado para aceptarlo sin dudar en la conveniencia o no de entrar en el juego político de la foto del que gobierne en ese momento con su mentalidad publicitaria heredada de las grandes marcas, por eso destaco la independencia de Donostia Kultura, y que siga pujante tras el DSS 2016, pues mi última actuación en la capital guipuzcoana fue en el tejado de Kortxoenea mostrando mi defensa de los espacios autogestionados.
Lleva cerca de 35 años ejerciendo de músico y autor (variados enfoques, disciplinas…) ¿Ve Kortatu como una experiencia de peso o las sucesivas y dolomíticas experiencia que ha llevado a cabo lo dejan en un acontecer liviano?
Kortatu es la piedra angular, pero todas las etapas son imprescindibles para entender lo que he ido presentando en cada momento. No se podría entender Negu Gorriak sin Kortatu, ni la colaboración con DUT sin los anteriores, o Brigadistak y Dub Manifest antes de armar con Manu Chao la gira Jai Alai Katumbi Express, o los trabajos audiovisuales para comenzar a dirigir documentales musicales hace ya once años en Jamaica.
Percibo que una de sus mayores virtudes es la capacidad para absorber lo que ocurre artísticamente a su alrededor y aplicarlo tiempo después una vez asimilado y estructurado. Aprender de los enseñantes, aplicar lo observado con ejes de apoyo propios.
Durante mi época de estudiante de pedagogía recuerdo que uno de los libros que más me impactó fue “Esa escuela llamada vida”, de Frei Betto y Paulo Freire. Enseguida me uní a la corriente de la pedagogía crítica o liberadora, donde los dos sujetos políticos en acción construyen juntos el conocimiento, enseñar aprendiendo y aprender enseñando. La educación liberadora, implica un acto permanente de descubrimiento de la realidad. Este tipo de educación se fundamenta en la creatividad y no acepta que el futuro esté escrito. Estas premisas siguen siendo mi guía, y todos los que han venido a visitarme a la cocina de mi casa, epicentro de la escuela Kontrakalea, saben que comparto todo lo aprendido.
El compromiso con los pueblos oprimidos es otra de sus constantes. A veces me parece un nómada incansable viaje o no.
No puedo olvidar en ningún momento que mientras respondo esta entrevista, hay gente en muchos lugares del mundo por los que he estado y no he estado, que está sufriendo lo indecible. Es algo que no me permite descansar. Y además tengo un pacto con el diablo, por lo tanto cada vez que me tomo un respiro, se asoma en una esquina y me hace un guiño.
Euskal Herria es pequeña, me temo que es como una Sociedad Limitada que ha tenido que aprender a moverse exportando y relacionándose con el exterior.
Comienzo a abrirme paso a machete por los circuitos independientes ya en los 80 por Europa con Kortatu, después con Negu Gorriak continuamos por esta senda y llegamos a Latinoamérica y Estados Unidos, y ya en solitario recorro todos los caminos abiertos anteriormente y salto también a Japón, Australia… Manu Chao también me abre muchas puertas, y puedo decir que tenemos cuadrillas compartidas en Ciudad de Mexico, Tijuana, Buenos Aires, París, Bogotá… No concibo la idea de la exportación, como repudio también la idea del “networking”, pues siempre he trabajado el intercambio, la red de telaraña autogestiva, los puentes de ida y vuelta, el principio de reciprocidad.
La novela gráfica «Black is beltza» le redimensiona como artista multiproceso. Lo mismo que afrontar el reto Nueva Orleans… o liarse en «Guerra» con Albert Pla. ¿No hay zozobra? ¿Es fuerte mentalmente?
Las complicidades me dan fuerza. Me lanzo y voy a por ello. ¿Mentalmente fuerte? Imagínate lo que hay que padecer por destacar en esta tierra. O te autoconstruyes una armadura a prueba de hachazos o se hace leña del árbol caído. Y ¿zozobra? Sí, claro, además de ser asmático crónico y tener que pelear por cada bocanada de aire para vivir, después de cualquier evento en el que participe, tras la euforia del golpe de adrenalina siempre tengo un momento de desasosiego, de hundimiento del acorazado Potemkin que soy mientras actúo.
Catalunya tiene mucho peso en usted. Barcelona es una ciudad cosmopolita, avanzada en cultura. Cada vez se implica más en proyectos compartidos… En Arts Santa Mònica establece un laboratorio de creación junto a Charlat58… Empieza a ser una segunda casa.
Si te fijas en el “Azken Guda Dantza”, al lado de la Telecaster y debajo de la ikurriña hay una estelada, guiño a la importancia que había tenido este país en Kortatu. Los autobuses que venían desde Catalunya al concierto de Negu Gorriak en el velódromo de Anoeta (2001) tuvieron que padecer los controles de la Guardia Civil. En 2004 grabé un directo en el Apolo de Barcelona como agradecimiento a la acogida tras la prohibición de conciertos en el Estado español, y tras el trabajo que estoy realizando en los tres últimos años, y mi estancia en Sant Andreu, pueblo del que me siento parte, espero conseguir la doble nacionalidad vasco-catalana, aunque probablemente esta última llegue antes que la primera.
Está trabajando en la animación de «Black is beltza»
Desde el espacio que me cedieron en la fábrica de creación Fabra i Coats, he construido la banda sonora original junto al productor y multiintrumentista Raúl Fernández Refree, banda sonora en la que han participado Anari, Iseo, Maika Makovski, Manu Chao, Ana Tijoux, Amel Zen y Yacine, las Seysisters… y ahora que vuelvo a Irun, cuento con el valioso apoyo de Elkar y su estudio de grabación, y coordinaré junto a Dibulitoon, estudio también situado en Irun y otro estudio de animación argentino el arranque de la animación propiamente dicha. Sí, estoy trabajando duro para poder estrenar la película de animación “Black is Beltza” en Zinemaldia de 2018.
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