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Público | Miquel Ramos ➝
En el año 2018, el Estado francés cierra la frontera con el Estado español a su paso por Irún. En 2019, empiezan a aparecer cadáveres de personas fallecidas en el río Bidasoa, tras intentar cruzarlo al encontrarse con todos los accesos por tierra cerrados.
Una red de vecinas y vecinos de ambas partes de la orilla, de Hendaya y de Irún, se organizan para ayudar a estas personas que llegan a esta frontera, y denuncian las consecuencias de estas políticas que ya se han cobrado la vida de al menos nueve personas.
Fermín Muguruza, músico y cineasta nacido en Irún, lleva décadas girando por el mundo con su música y sus películas, en las que habla de temas globales, siempre conectados con realidades locales. Decidió, en medio de la vorágine de sus otros proyectos, ponerse manos a la obra para contar esta historia con urgencia, tras tener conocimiento de lo que estaba pasando.
Es la historia, con nombres y apellidos, de las nueve personas que aparecieron muertas en esta falsa frontera impuesta por Francia y España para quien llega del Sur Global, para las personas negras. Estas personas, quienes les ayudan, los paisajes y la música de ambas orillas del río, son los protagonistas de su nuevo proyecto, BIDASOA 2018-2023.
Ya que has empezado con el tema de los Goya, me gustaría también subrayar el tema del follón que se organizó este mismo año, cuando estuvimos nominados con Black is Beltza II Ainhoa a mejor película de animación, y cómo los fascistas de Vox montaron una campaña contra mí.
Bueno, pues acabo de venir de hacer el pase en la Academia de Cine para presentar a los académicos y académicas este documental, y me ha quedado muy claro que a ellos no les va a importar absolutamente nada que los fascistas de Vox no me quieran a mí en los Goya, y que si me tienen que nominar, me van a nominar sea lo que sea.
Ojalá estemos el año que viene en los Goya, contra el fascismo y contra el racismo. Somos candidatos a mejor documental y también a mejor canción original, una canción que ha hecho Willis Drummond, que se llama Bidasoa, precisamente, que es la que cierra el documental.
De repente empiezan a aparecer muertos en el río Bidasoa. El Gobierno francés de Macron ha cerrado la frontera y las personas migrantes no pueden pasar. Y empieza a haber una red de acogida, personas que se organizan y que están informando a los migrantes que llegan a Irún de cómo se ha cerrado la frontera.
«Esa película me había buscado y yo tenía que hacerla por necesidad»
Nos juntábamos gente de Irún, Hendaya, en la plaza para protestar, para decir: «Esto hay que pararlo, hay que abrir las fronteras, no puede ser que se cierre la frontera de esta manera». Es una vergüenza lo que está pasando, es un asesinato. Y otro más, y otro más, y así tenemos hasta nueve muertos ya. He querido acotar con 2023 pero no sabemos lo que va a seguir pasando. Era una cuestión de urgencia.
El director de la Filmoteca Vasca, José Fernández, cuando se la envié a última hora para el festival de Donostia, dijo que esa película era necesaria y que se daba cuenta de que a veces uno busca una película y otras veces es esa película la que le busca a él. Y en este caso él notaba que era una necesidad mía, que esa película me había buscado y que yo tenía que hacer esa película por necesidad. Por urgencia.
Sí, el tema de la indolencia yo creo es algo muy claro. Pero es que, además, si lo aderezas con titulares de prensa, con reportajes de medios de comunicación, en los que ponen el foco en otro lado, en el que dicen el río que mata, la trampa mortal del río Bidasoa, el río traicionero… Entonces, poco a poco vas pensando: «Esta gente, pero ¿cómo se echa al río?» El río no mata, como dicen varios de nuestros protagonistas del documental.
«Es un control racista, que pone como excusa el protocolo de Vigipirate contra atentados»
Por eso quisimos hacer este documental, con esa belleza del territorio donde transcurre el recorrido del río Bidasoa. Es vida, es ese homenaje a la vida que tenemos con el río. Es ese amor, un río que nos abraza, la parte norte, la parte sur, donde compartimos la cultura de Euskal Herria, del País Vasco, donde hablamos en euskera, y por eso toda la música que escuchamos durante todo este recorrido del documental es de músicos que habitamos en el Bidasoa, ya como dijera Pío Baroja, «esa república del Bidasoa». Y añadía: «Sin moscas, sin frailes y sin carabinero».
Esa república que habitamos está llena de música, de cultura, porque es una comunidad la que lo habita. Entonces, si hay alguien que de repente quiere despistar, quiere sacar de contexto lo que está ocurriendo y va diciendo que es el río el que mata, nosotros decimos que hay que hacer algo para desmontar todo este discurso, porque lo que mata es la política racista.
Una política racista que cierra la frontera, una política racista que nos impone Francia, en la que colocan una serie de checkpoints permanentes. Incluso cierran uno de los puentes históricos, el puente peatonal que une Irún con Hendaya, el puente Avenida, y no permiten que pasen los no blancos. Es un control racista, que pone como excusa el protocolo de Vigipirate (Vigilance et protection des instalations contre les riscs d’attentats terroristes à l’explosif) contra atentados, pero la cuestión es que es un control migratorio.
No solamente el Estado francés. Hay una complicidad del Estado español, porque una vez que acabamos de hacer su documental, salió a la luz que uno de los jefes de la Policía española en Irún daba días festivos a los policías según cuántos migrantes cazaban.
Esto quiere decir que hay un pacto entre Gérald Darmanin, que es el ministro de interior francés, y [Fernando] Grande-Marlaska. Volvemos otra vez a los datos ocultos, pero tienen nueve muertos que explicar. Y eso nosotros teníamos que contarlo. Esos nueve muertos se podían haber evitado y el río no es el culpable, sino que es culpable la política racista de estos gobiernos.
El think tank que realizó todo aquel discurso alrededor del trumpismo supo muy bien conectar con esta especie de desfachatez del insulto rápido, de la ridiculización, del comentario burdo, obsceno… y cala. Cala porque al final por eso, pues te ríes y no te das cuenta de que, oye, estás siendo un puto facha de mierda, estás siendo un puto racista de mierda.
Entonces, se va impregnando todo: las redes, ese ejército de bots y de gente que está trabajando precisamente para que todos esos mensajes fluyan, contaminen, ensucien. ¿Qué podemos hacer? Pues ante todo aquello que los fascistas gritaban de muera la inteligencia, pues más cultura. Documentales, música, vamos a hacer esa ofensiva cultural desde nuestro frente.
Cuando hablamos de cultura, del Río de la Vida, estamos hablando de algo universal, por supuesto. Entonces, mencionar en este momento Palestina es imprescindible.
Creo que poca gente se está dando cuenta de que solucionar lo que está ocurriendo en Palestina es solucionar el futuro del mundo. No es solamente Palestina, es la humillación que sienten todos los países árabes y todas las comunidades árabes de todo el mundo, cada vez que Israel, con toda esa impunidad, sigue imponiendo el régimen de apartheid, década tras década.
Pero ya no solamente la comunidad árabe, ya somos todos los que estamos por la justicia social. Porque acaben todos los colonialismos. Tienen que pararlo. Y el pueblo judío está protestando cada vez más contra esto, porque no les representa. No podemos permitir que Israel practique el genocidio que está practicando contra el pueblo palestino año tras año.
Fíjate, comenzamos el documental con esta cita que te comentaba antes de Pío Baroja, pero también con otra cita, muy canalla, muy malvada, de uno de los presidentes de la República Francesa, que dijo: «África comienza en los Pirineos». Quizás pensaba que nos estaba insultando…
«Estamos creando una comunidad en ese espacio, una comunidad también global, en la que debemos tener cabida todos»
¿Cuál ha sido la respuesta? Efectivamente, somos afro-vascos. De alguna manera, lo dijo también Mahmud Darwish, el poeta nacional palestino, al cual nosotros homenajeamos en la película Checkpoint Rock, canciones desde Palestina, cuando escribió: «Soy árabe, ahora soy negro, ahora soy vasco y ahora soy árabe». Eso soy yo en Euskadi. Esa es mi comunidad, y ese es nuestro gran triunfo. Ya no estamos hablando del futuro, estamos hablando de presente.
Y por eso, una vez más, la idea de no hacer esa igualación entre migración y muerte. No, no son migrantes, son personas, son seres humanos, tienen nombres y apellidos, vienen de algún lugar, han dejado su familia, han dejado amigos, tenían un sueño. Eso es lo que hemos investigado también en este documental, en el que hemos conseguido hablar con las familias.
Entonces, el mensaje positivo no es solamente toda la red de acogida, todos los grupos de solidaridad que trabajan, que están apoyándoles; es también que estamos creando una comunidad en ese espacio, una comunidad también global, en la que debemos tener cabida todos. Y para eso, además, tenemos nuestra gran arma, que es la cultura.
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