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Antes de nada, advertir a los y las que esta noche vayan a ver a Fermín Muguruza de que esta crónica está plagada de ‘spoilers’; así que, si no quieren ver ‘destripado’ el concierto, mejor que pasen de largo, y lean estas líneas mañana.
Día marcado en rojo desde hace muchos meses, tanto que muchos y muchas ya ni se acuerdan de cuándo consiguieron sus entradas, en aquellos días en que hacerse con uno de esos pases se convirtió en misión imposible, ya que las expectativas se superaron muy por encima de lo que, seguramente, el propio artista irundarra imaginaba. Tanto que, lo que iba a ser un único concierto, se convirtió en un doblete en Bilbo que, vista la expectación, decidió alargar hasta hacer una gira que, a lo largo del año que ya está llamando a la puerta, le llevará a recorrer todo el estado y más allá, pisando tres continentes para celebrar sus 40 años de carrera.
Un aniversario que merecía una puesta de largo de lujo. Así que, tras el calentamiento del pasado martes en el Atabal de Biarritz, para celebrar el que habría sido el cumpleaños de su hermano Iñigo, el mediano de los Muguruza daba el pistoletazo de salida a su gira internacional en un Bilbao Arena en el que no cabía un alfiler, y donde se respiraba la emoción y el nerviosismo ante una cita que muchos y muchas llevaban esperando años, o incluso décadas.
Porque en una carrera de 40 años, hay de todo. Están los y las que se engancharon con Kortatu, los que le descubrieron con Negu Gorriak, las que le han conocido ya como realizador de documentales y películas de animación, los que simplemente le conocen por su carácter siempre combativo y por su militancia en mil causas… lo que está claro es que Fermín Muguruza es una de las personalidades más reconocidas de Euskal Herria, gracias al duro trabajo que, a lo largo de los años ha realizado en todos los proyectos en los que se ha embarcado.
Y es que, si algo caracteriza al de Irun, es su constancia en su empeño en recorrer siempre nuevos caminos, o explorar nuevas formas de transmitir su mensaje a lo largo de los años. Un espíritu inquieto que le ha llevado a colaborar con artistas y músicos de todas las partes del mundo, dejando su sello personal allá por donde ha ido.
Así que no era raro que, como decíamos al principio, este 20 de diciembre fuera para tanta gente un día tan especial.
Pantallas gigantes y un enorme escenario que presagiaba que iba a ser un gran espectáculo. Algo que pronto pudimos comprobar cuando, al apagarse las luces, se proyectó el anuncio del último concierto de la gira, que como todas y todos saben, tendrá lugar en Anoeta.
Inmediatamente sale a escena la banda que acompaña a Muguruza para, a modo de intro, suene ‘Maputxe’, mientras se van proyectando diferentes vídeos e imágenes relacionadas con el tema en cuestión, justo antes de que ‘El Comandante’ haga su aparición recibiendo una ovación atronadora.
El de Irun, makila en mano –entregada por la konpartsa Hau Pittu Hau–, anuncia que comienza ‘el akelarre antifascista’, y qué mejor manera de hacerlo que al ritmo de ‘Urrun’, mientras por la pantalla siguen pasando imágenes, en esta ocasión de Aitor Zabaleta, Iñigo Cabacas y Federico Aramburu, todos ellos asesinados por fascistas –sí, lo he dicho bien, a Cabacas también lo mataron unos fascistas–.
Un tema que marca el inicio de más de dos horas y media de fantasía en las que vimos pasar ante nosotros las diferentes versiones de un artista que ha sabido tocar todos los palos, pero especialmente atraído siempre por los ritmos jamaicanos. Y tras hacer un llamamiento para acudir a la manifestación que tendrá lugar en Irun el 26 enero para denunciar las políticas migratorias en la vieja y cada vez más rancia Europa, Muguruza ataca la primera incursión en el repaso a Kortatu, la banda que le vio nacer como músico y que, sin duda, marcó una época en el rock de Euskal Herria. ‘Hay algo aquí que va mal’ ha envejecido muy bien y, por desgracia, sigue manteniendo una vigencia absoluta. Primeros pogos y la gente de las gradas que ya no aguanta sentada.
La cosa se va calentando y empiezan a sonar temas que, seguramente, muy pocos teníamos en esas quinielas que ya teníamos preparada desde hace meses, con las canciones que iban a sonar. Y desde luego que, por lo menos entre mis apuestas, no se había colado ‘Balazalak’, perteneciente a su disco ‘Asthmatic Lion Sound System’ que sin embargo, hay que reconocer que sonó muy bien y que sirvió para seguir entrando en el concierto.
Algo similar a lo que sucedió con otra de esas ‘joyas escondidas’ como es ‘Berlin – Ulrike Meinhof’, homenaje a la figura de la política antisistema alemana, incluida en el disco ‘B-Map 1917 + 100’, junto a The suicide of western culture.
Fue entonces cuando nos dimos cuenta de la magnitud de la discografía de un artista con unas dos decenas de referencias, si empezamos a sumar todas las formaciones y proyectos en los que ha tomado parte a lo largo de estas cuatro décadas. Y lo mejor de todo es que, si no nos equivocamos, prácticamente repasó todos ellos a lo largo de este primer bolo.
Y entre todas, había una que sabíamos a buen seguro que iba a sonar como es ‘La líneas del frente’, en la que la banda mezcló la versión original con la posterior que hizo Muguruza dentro de su disco ‘Euskal Herria Jamaika Clash’.
Seguimos avanzando y, tras esta primera toma de contacto, los acordes de ‘Inkomunikazioa’ anuncian que empieza la fiesta, a la que se suma un clásico como ‘Desmond Tutu’, adornada por la triki de Xabi Solano que lo inunda todo con su sonido, dotando de una personalidad diferente a esos temas que tan interiorizados tenemos desde hace tantos años.
Con ‘Newroz’ volvemos a apreciar la magnitud de un show en el que la música es tan solo una parte de un espectáculo audiovisual global, que deja bien claro todo lo que el de Irun ha trabajado en este campo a lo largo de las últimas décadas.
También se empiezan a lucir las que, en mi opinión fueron las dos protagonistas de la velada: las voces femeninas de la banda, la de la catalana “Matha”, compañera de Muguruza en varias ‘guerras’, y la de la guipuzcoana Lide Hernando, la que fuera alma mater de Liher, y que actualmente vuela sola –y muy alto– con su proyecto Bele.
Como imaginábamos, tampoco podía faltar ‘Big Beñat’, posiblemente el himno más pegadizo de la Korrika, y en la que el artista animó a la gente a seguir su ejemplo y a marcarse como objetivo aprender euskara.
Tras un breve repaso de nuevo por su ‘Euskal Herria Jamaika Clash’, llegó el sobrecogedor recuerdo para su querido hermano cuando, junto a Lide Hernando, interpretó ‘Bizitza zein laburra den’, mientras en la pantalla se proyectaban diferentes imágenes y videos del entrañable hermano pequeño, que se fue demasiado pronto, y al que tanto se echa de menos.
Pero como no era cuestión de anclarnos en la melancolía ni en la tristeza, tras el merecido y necesario homenaje, sonaron atronadores esos versos que tan bien conocemos: «Despierta, dispara, un gringo en tu casa!», con los que se inicia ‘Nicaragua sandinista’, recuerdo de otra de esas batallas que, por el tiempo que ha pasado, parecen olvidadas, pero que, sin embargo, siguen latentes, porque el imperialismo yanki no se para nunca, y va arrasando allá por donde pasa.
‘Black is beltza’ nos recuerda el último gran proyecto en el que ha estado inmerso Muguruza, probablemente el que más éxitos y reconocimientos le ha reportado en la última década. Sin olvidarnos de otro gran reto como fue aquel documental y banda sonora titulado ‘Nola? Irun meets New Orleans’.
‘After- Boltxebike’ nos sorprende con la incursión de esos vientos, que han hecho que un tema más que clásico, se haya adaptado a lo que Fermín ha ido aprendiendo con los años. Al igual que el soul con el que han vestido otro tema inolvidable de Negu Gorriak como es ‘Hiri Gerrilaren dantza’, creando una sorprendente fusión con el hip hop de la original.
Tampoco se olvidó Muguruza de ‘Ireki ateak’, el espectacular disco que hizo con DUT, una de las grandes alianzas de la historia del rock euskaldun, y del que sonó la rabiosa ‘Bidasoa fundamentalista’, con una Lide Hernando desatada.
El primer invitado de la noche fue el bertsolari, escritor y también cantante Jon Maia, quien como recordó Fermín, también sufrió en su momento, la persecución policial en aquella absurda época en la que todo era delito. El de Urretxu preparó para la ocasión un original spoken en el que, a su manera, repasaba la carrera del protagonista absoluto de la noche.
Y el gran momento de la noche llegó con la entrada en escena de Mikel ‘BAP’, Mikel ‘Anestesia’ y Kaki Arkarazo para rememorar los tiempos en los que todos estaban juntos en Negu Gorriak, a través de dos temazos como ‘B.S.O.’ y, sobre todo, ‘Itxoiten’, una canción que siempre remueve algo por dentro, más cuando notamos la evidente ausencia del único miembro de la banda que nos falta encima del escenario.
Un chute de adrenalina que nos iba llevando hacia un final, al que nos íbamos acercando con la versión que en su momento hizo Fermín Muguruza del ‘54 46 was my number’ de sus admirados Toots and The maytals, con un rapeo que nos recordó a aquella versión que tocaba junto a la Kontrabanda, en mi opinión una de las mejore bandas que ha tenido en su trayectoria en solitario.
En esta parte final del bolo enlazó tres imprescindibles como ‘Etxerat’, ‘Zu atrapatu arte’ y ‘Kolore bizia’, antes de que sonara ‘Radio Rahim’, el tema en el que cuenta la historia que se cuenta en la película ‘Do the right’ de Spike Lee, y que tanto inspiró a Negu Gorriak cuando empezaron a cambiar el rumbo de su trayectoria musical, virando hacia el rap y el hardcore.
Sorpresa mayúscula cuando salió a escena el futbolista Unai Villalibre, ídolo de la afición bilbaina, ahora jugando en el Alavés. Trompetista aficionado como miembro de la elektrotxaranga Sakatu, interpretó muy dignamente ‘Dub Manifest’, junto al trío de vientos titular. Humilde y vergonzoso como pocos, el futbolista abandonó el escenario junto al resto de la banda, que se preparaba para un sprint final, que inició Xabi Solano con una interpretación de La Internacional solo con triki, y cantada, puño en alto, por el público que abarrotaba el pabellón de Miribilla.
‘Errespetua’, la versión del ‘Respect’ de Otis Redding sirvió como anticipo de un ‘Manolo Rastaman’ que el ‘Comandante’ aprovechó para ir presentando a la extraordinaria banda que le acompaña en esta aventura, así como a todo el equipo técnico, liderado por el histórico Anjel Katarain.
La locura llegó cuando los 8.000 asistentes levantaron sus cartulinas con las banderas de Palestina para exigir la libertad de un pueblo masacrado por el estado genocida de Israel, al ritmo de ‘Yalah, Yalah, Ramallah’, con la que la banda se retiraba de nuevo para volver de nuevo para acabar en todo lo alto con ‘Gora Herria’ y ‘Sarri Sarri’, donde contaron con la colaboración de la actriz basauritarra Itziar Ituño, otro ejemplo de resistencia ante los constantes ataques recibidos por parte de los de siempre.
Sin embargo, Muguruza todavía tenía una última sorpresa y, aunque tal y como él mismo dijo, después de ‘Sarri Sarri’ poco más se puede tocar, en estas fechas navideñas todavía es necesario entonar el ‘Hator hator’, para los y las que tampoco este año las van a poder disfrutar con sus familias.
Y así, en todo lo alto, es como terminaba el concierto inicial de una gira que, visto lo visto, va a llevar mucha alegría allá por donde vaya esta gran banda que ha formado Fermín Muguruza, para celebrar 40 años de música, pero sobre todo, de lucha incansable y de compromiso absoluto.
¡Y los que le quedan!
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