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Este jueves, 6 de octubre, llega a las librerías, Black is Beltza II: Ainhoa (Reservoir Books), la segunda novela gráfica del proyecto multimedia de Fermin Muguruza (Kortatu, Negu Gorriak) cuya nueva película se estrenó en cines la semana pasada. El músico, Harkaitz Cano e Isa Campo firman el guion que ha transformado en viñetas Susanna Martín (Annemarie, Ofensiva final).
Hemos preguntado a Susanna qué es lo que le ha atraído de este proyecto que también incluye un disco y una gira de Muguruza: “Lo primero, la oportunidad de trabajar con Fermin Muguruza, que es un símbolo en el País Vasco, en muchos sentidos. Además, colaborar en un proyecto como este, que es muy distinto a lo que estaba acostumbrada. También me han dejado aportar mis granitos a la historia. Y, por supuesto, que me encantó el guion. Lo que nos sospechaba es el enorme trabajo que me iba a suponer este cómic”.
El primer cómic y la película original de Black is Beltza se centraban en los movimientos sociales de los 60. Este nos traslada 20 años en el futuro para contarnos la historia de Ainhoa, una joven boliviana que viajará por algunos de los puntos más conflictivos del mundo en los 80, en los últimos años de la Guerra Fría, desde el País Vasco hasta Beirut, pasando por Kabul o el Kurdistán.
“Ainhoa –nos cuenta Susanna-, es la hija de Manex y Amanda, los protagonistas de la primera entrega, y nos sirve para repasar todas esas revoluciones que hubo en los 80, sobre todo desde el 86 al 88, cuando transcurre la historia del cómic, desde la revolución sandinista, Afganistán…”
“Ainhoa viajará por oriente haciendo fotos para Josune, una joven periodista –continúa-. Pero también hay numerosos guiños a todas esas revoluciones que tenían lugar en Latinoamérica”.
“En esa época –añade-, yo tenía diez o doce años y recuerdo poner la televisión y parecía que solo había guerras en el mundo. Creo que fue una época muy dura. Ahora también vivimos tiempos delicados, pero parecía que en aquella época las cosas solo se podían solucionar con guerras”.
Otro de los temas es el del narcotráfico. “Si, hablamos de ese narcotráfico orquestado por los gobiernos de grandes países a nivel mundial -afirma Susanna-. También sobre la heroína, que hizo mucha mella en el País Vasco, sobre todo en Guipuzcoa, Bilbao y los alrededores de Donosti, donde mucha gente murió por sobredosis, SIDA… Y también hablamos sobre cómo la introducción de la heroína en el País Vasco, en esa época final de ETA, fue una estrategia política central, del gobierno español, para intentar someter a la juventud y mantenerlos ocupados con las jeringuillas”.
Susanna describe la historia como: “Una película de espías de los años 70, de las que yo veía de pequeña sobre la guerra fría, el contraespionaje. Tiene ese espíritu. Y luego mucho suspense, porque piensas que Ainhoa es una chavalita un poco ingenua, que se dedica a sacar fotos en un bar, que hace un viaje de reencuentro familiar, pero al final descubrimos que no es tan inocente y nos tiene reservada una sorpresa”.
Destacar también la influencia de Corto Maltés en el cómic, algo patente desde la propia portada: “Esa imagen de la cubierta es un homenaje a Hugo Pratt y Corto. Está muy inspirada en su álbum Las Etiópicas (Norma), en esas mujeres que él dibujó. Además, hay un pequeño guiño, que ya estaba en el guion, porque Fermin es muy fan de Corto. Y es que cuando Ainhoa llega a Pamplona le enseña unas fotos de guerrilleros a su abuela y uno de ellos es Cortó Maltés. El espíritu de Corto Maltés sobrevuela todo el cómic”.
Uno de los mensajes de la película es que la Cultura puede cambiar el mundo. “Totalmente –asegura Susanna-. Hay una frase que dice Iñigo Muguruza en el cómic, parafraseando a Salvador Allende que es: ‘No hay revolución sin canciones’. Y yo estoy totalmente de acuerdo. Pero con cultura no me refiero a ir al cine, sino, por ejemplo, lo que hicieron en Nicaragua de ir alfabetizando a la gente de los pueblos para que supieran leer y tuvieran sus propias ideas. Creo que eso es fundamental. Es un poco lo que comentaba antes de usar la heroína para amansar a las masas, si nos quitan el pensamiento es cuando nos ganan la batalla”.
Y ya que hablamos de música, preguntamos a Susanna qué importancia tiene la música en la historia: “Eso es lo único que echo de menos en el cómic, la maravillosa banda sonora de la película. En las viñetas metemos muchas canciones, porque nos parecen importantes para la trama, pero esa banda sonora es fundamental para completar el retrato de esa época, de esa década, que también fue tan importante a nivel musical”.
Días de Cine:Black is Beltza II: Ainhoa.
“El cómic también es un homenaje de Fermin a su hermano pequeño, Iñigo Muguruza, que falleció en 2019 –nos comenta Susanna-. Para mí ha supuesto una gran responsabilidad dibujar esta historia porque, como comentaba, aquí Fermin y Kortatu son un símbolo. Y ahí estaba yo, dibujando el último concierto de Kortatu. Ha sido muy especial”.
En una de sus anteriores novelas gráficas, Annemarie (Norma, 2020), Susanna y María Castrejón recreaban la vida de la periodista, escritora y fotógrafa Annemarie Schwarzenbach (1908-1942). Le preguntamos si tiene algo en común con Ainhoa: “Son dos mujeres muy echadas para adelante, muy valientes, y por eso me gustan mucho. E incluso me dan envidia, porque yo no soy así y me gustaría serlo. Ver a personajes femeninos fuertes recorriendo el mundo de esa manera es genial. Y creo que es fundamental para que los jóvenes tengan referentes femeninos”.
Hablando de eso, destacamos también a Josune, una joven periodista comprometida que hará esos viajes junto a Ainhoa: “Es como su compañera de armas. Me encanta este personaje porque es una chavala corriente que se atreve con todo, que vive en Pamplona con sus colegas, su cuadrilla… y, de repente, se encuentra recorriendo el mundo para documentar todos esos conflictos; sin saber muy bien cómo ha llegado hasta ahí”.
Como os contábamos, este cómic forma parte de un proyecto multimedia que también incluye la película, un disco e incluso una gira. Preguntamos a Susanna por la relación del cómic con el largometraje: “Amabas cosas forman parte de este gran proyecto y se complementan. Pero, a la vez, las dos funcionan por separado, igual que la banda sonora, que puedes escuchar sin conocer la historia. Se mantiene esa individualidad de cada parte, pero forman parte de ese conjunto en el que todo encaja a la perfección”.
De hecho, Susanna no había visto la película hasta ahora: “La vi el día 30 de septiembre en el estreno. No quería que me influyera demasiado. Si que me pasaron los diseños de los personajes, para que no fueran demasiado diferentes, pero algunos los veía de otra manera, con el cuerpo diferente y cosas así, y me dieron muchísima libertad para hacerlo a mí manera. Es lo que decía antes, que muchas autoras actuales estamos creando referentes y para eso yo necesitaba esa libertad”
En cuanto al guion de Fermin Muguruza, Harkaitz Cano e Isa Campo, Susanna asegura: A mí me pasaron el storyboard de la película. Y lo leí, pero intenté que no me influyera, porque es cinematográfico y son narrativas muy distintas. Fue un currazo pasar el guion a las viñetas: adaptar escenas, simplificarlas e incluso eliminarlas; añadir otros ritmos, silencios o espacios… cosas que igual no están en la película. Ese es el trabajo invisible que hacemos y es lo que más me apasiona cuando hago un cómic, la parte más sesuda y más lenta de hacer”.
Preguntamos a Susanna hasta qué punto se ha inspirado en el primer cómic de Black is Beltza, realizado por Muguruza y el dibujante argentino Dr. Alderete: “Él tiene un estilo muy particular, muy personal, inspirado en la imaginería cartelística y las estampas mexicanas y mi estilo es muy diferente. Por eso he dibujado con mi estilo, pero he respetado su técnica de aplicación del color. También he aplicado tramas, como él, pero lo he hecho a mi manera”.
Para distinguir los viajes de la protagonista, uno de los recursos de Susanna Martín es el color: “Cada viaje tiene un color distinto para que los lectores se den cuenta enseguida de que están en otro país. Porque hay tanta información en el cómic que me daba miedo que la gente se perdiera entre tantos conflictos y viajes”.
“Y luego tuve que dibujar todos esos países –añade-. Fermin me pasó una cantidad ingente de fotografías y documentación gráfica de esa época, lo que me facilitó mucho el trabajo, porque hay una cosa que nos pasa a los dibujantes y es que, cuando trabajamos en cómics históricos de zonas que han sido afectadas o incluso destruidas completamente por guerras, es complicado encontrar las imágenes correctas”.
En cuanto a sus proyectos, Susanna nos comenta: “Ahora trabajo en dos proyectos, pero no me dejan hablar sobre ninguno de ellos. Y a raíz de Black is Beltza: Ainhoa están llegándome propuestas muy jugosas. Ahora mismo estoy viendo cómo las encajo y a ver qué puedo hacer, pero de momento no os puedo dar ninguna primicia!.
Black is Beltza: Ainhoa, llega a las librerías este jueves, 6 de octubre.
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