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Un día antes de estrenarse en las salas de este país, ‘Bidasoa 2018-2023’ se proyectó en la sede de la Academia de Cine, en Madrid para que los miembros con derecho a voto la tuvieran en consideración como posible candidata al Goya 2024 al mejor documental. Apoyó dicha propuesta Fariba Sheikhan Ugarte, la actriz originaria de Persia y Gernika. Los y las académicas supieron ese día que el tema ‘Bidasoa’ se postulaba igualmente al Goya a la mejor canción original.
La canción define a las mil y una maravillas la filosofía de vida, solidaridad, hermandad y lucha de la obra de Muguruza y mucha gente díscola más. ¿Objetivo? Que las rayas en los mapas dejen de matar y los ríos y los mares de ser cementerios de agua.
‘Bidasoa’ está compuesta por Willis Drummond, la banda de Iparralde cuyo contrato en exclusiva se disputan organizadores de conciertos de Japón, Australia y Polinesia.
Los créditos finales de ‘Bidasoa 2018-2023’, un documental cargado de razones, de rabia y de poesía de la resistencia, se completan con los nombres que en realidad provocaron con su muerte que la película exista. Jóvenes migrantes muertos en el Bidasoa, en sus orillas, en sus caminos de montaña, en sus vías férreas: Yaya Koromoko, Abdoulaye Koulibaly, Mohamed Kera… Alguno se ahorcó. Desesperado por no poder cruzar al otro lado. Por descubrir que las fronteras, marcadas sobre aguas no hacen sino ahogar la miseria que muchos quieren ocultar.
Bien que lo supo otro hombre en cuya memoria se ha levantado este filme, Abderraman Bah. Ah, en cuanto se apaguen las luces de la sala y se encienda la pantalla comprobarán ustedes que no solo tienen nombre. También rostro. Porque esta película, además de estar filmada con mucha verdad de cine, está dibujada. Y animada. Y sí, Black sigue siendo Beltza.