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“La asamblea de majaras se ha reunido. La asamblea de majaras ha decidido: mañana sol y buen tiempo”. Cualquier seguidor del punk y el rock que se precie sabrá que con estos versos comenzaba un disco muy importante para la escena musical tanto en Euskadi como en el resto del Estado. Un 18 de noviembre de 1985 se presentaba oficialmente, en el bar TTUT de Pamplona, el primer disco de larga duración de una banda que ya venía pisando fuerte meses atrás: Kortatu. Canciones como Sarri Sarri, Nicaragua Sandinista o Jimmy Jazz quedaron para la historia.
Kortatu fue un trío formado en Irún (Gipuzkoa) por los hermanos Muguruza, Fermín (guitarra y voz), e Íñigo (bajo, fallecido en septiembre del año pasado), y Treku Armendáriz (batería). En su maqueta, año 1984, incluyeron ya algunas canciones que serían importantes: Mierda de ciudad, El último ska o Hay algo aquí que va mal. A finales de ese mismo año grabaron junto a Cicatriz, Jotakie y Kontuz-Hi!, el trabajo conocido como “disco de los cuatro”. Aportaron para la causa tres canciones: Nicaragua Sandinista y las mencionadas Mierda de ciudad y El último ska. Ese disco fue ya un éxito. Las redes de por aquel entonces, es decir, el boca a boca, los fanzines, los gaztetxes o los bares, difundieron su música.
Poco tiempo después, al final del verano, volvieron a los estudios Tsunami en San Sebastián para grabar su primer trabajo de larga duración. Para entonces, Kortatu ya había tocado en lugares emblemáticos como el Velódromo de Anoeta junto a La Polla o Barricada. O en Pamplona junto a Cicatriz y Hertzainak, en Bilbao en la Feria de Muestras…Y así en infinidad de lugares.
Para que los discos salieran adelante, un nombre clave es el de Marino Goñi. Este productor fundó el sello Soñua, luego Oihuka y finalmente, Gor. Por sus discográficas han pasado una buena parte de la historia de lo que se denominó como “rock radikal vasco”. “Fue un primer disco con el que pasó algo que no me había pasado nunca, que grabamos ya cuando estaban en la cresta de la ola”, señala en conversación con cuartopoder. Ejerció de técnico de sonido junto a Josean López.
Goñi había grabado ya el “disco de los cuatro”. Y recuerda el pelotazo. “Sus tres canciones sonaban en los Sanfermines, en las fiestas de los pueblos, etc. En todas las fiestas sonaba Kortatu por todos lados”, apunta. Ya fuimos con esa tranquilidad a grabar el LP pero con la responsabilidad de saber que teníamos que hacer algo que estuviera a la altura del éxito que tenía. La esencia de Kortatu eran los hermanos Muguruza. Yo había alucinado un poco con ellos porque lo normal es que los rockeros no fueran gente muy culta. Había excepciones pero no era la norma general. A ellos les gustaba mucho el cine, los cómics, etc”, continúa Goñi. De hecho, en el disco hay letras inspiradas en cómics de Robert Crumb, como La cultura o Mr Snoid.Y en la primera canción, Don Vito, se inspira en un personaje de Montesol.
El disco lo componen 13 canciones: Don Vito y la revuelta en el frenopático, Jimmy Jazz (versión de The Clash), La cultura, Nicaragua sandinista, Zu atrapatu arte, Tolosa, iñauteriak, Hernani 15/6/84, Sospechosos, Sarri, Sarri (versión de Toots and the Maytals), La familia Iskariote, Tatuado, Mr. Snoid entre sus amigos los humanos y Desmond Tutu. Todas ellas están cantadas en castellano excepto Sarri Sarri y Zu atrapatu arte, en euskera. El disco fue reeditado en 1998 por Oihuka, la continuación de Soñua, e incluyó también Mierda de ciudad y El último ska. El tercer disco de Kortatu sería ya íntegramente en ese idioma, al igual que las canciones del siguiente grupo de los Muguruza, Negu Gorriak y de prácticamente toda la carrera de Fermín en solitario.
La historia de Sarri, Sarri, seguramente la canción más emblemática de la banda, es conocida. Bajo una versión de Chatty Chatty, de Toot and the Maytals, se recoge una letra basada en la fuga de dos presos condenados por pertenecer a ETA: Iñaki Pikabea y Joseba Sarrionandia. El 7 de julio de ese año se habían fugado de la prisión de Martutene. Lo hicieron escondidos en los altavoces de un concierto realizado allí por Imanol Larzabal. La letra se la llevaron a Fermín dos amigos, Lourdes y Josu Landa. Goñi recuerda el momento de la grabación: “Fue muy curioso porque teníamos música, había un tarareo que había hecho Fermín pero no había letra. Entonces ya íbamos a llegar a las mezclas y la letra sin hacer. Unos amigos hicieron la letra y colaboró también Ruper Ordorika. Se grabó sobre la marcha, ni siquiera se hicieron pruebas, los coros los hicimos unos cuantos sin ensayar. Hay errores en esos coros que se aprecian si escuchas el disco con buenos auriculares. Pero no quisimos alterar nada porque pensamos que era mejor cuanto más fresco, sin nada de virtuosismos. Tiene un mensaje directo, bailongo y marchoso”.
La canción es un tremendo éxito. Incluso a día de hoy. Personas de todos los espectros políticos y sociales la conocen. Un ejemplo recurrente es el del ex-lehendakari socialista Patxi López, quien reconocía hace unos años haber bailado el tema en su juventud. La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) promovió el boicot contra Muguruza, ya entrados los 2000 por supuesta humillación a las víctimas. Nunca ha sido condenado, ni siquiera juzgado. Eso no ha servido para que se le hayan prohibido innumerables actuaciones especialmente en Madrid.
Goñi nos regala una anécdota del proceso de grabación: “Tengo un buen recuerdo de este disco porque durante la grabación nació mi hija. Le pusimos en el número de referencia del disco, en las primeras tiradas, no me acuerdo qué correspondía, el S-145, le llamamos JULE-001. El que tenga un disco de esa generación tiene una joya porque fueron de las primeras ediciones”.
“El Salve de La Polla fue un bombazo de la hostia. Se vendieron ciento y pico mil pero además corrió como la pólvora (…) El primero de Kortatu fue como el de La Polla. Cien mil discos vendidos así a lo tonto”. Son palabras de Íñigo Muguruza en el libro El estado de las cosas de Kortatu: lucha, fiesta y guerra sucia (Lengua de Trapo, 2013). Sus autores son Roberto Herreros e Isidro López. Este último, en conversación con este medio, destaca que les sorprendía mucho lo popular que ha sido Kortatu. “Las influencias musicales de Kortatu son muy buenas, The Clash, The Specials…Estaba muy bien traído, pero de ahí a que las verbenas de pueblo se tocaran Sarri Sarri, vimos que pasaba algo más”.
Para López, Kortatu formó parte y forma todavía, de la cultura popular. “Se mezclan referencias más modernas con cultura popular. Cuando pasa eso se comunica con un espectro súper amplio. Con La Polla pasa igual, es parte del acervo popular cultural, no solo de Euskadi”, explica. El propio Fermín corrobora este asunto en el mencionado libro: “Es muy especial que hasta Patxi López reconozca que bailaba con Kortatu. Pero es que hasta gente del PP que hoy está en no sé cuántos puestos también eran seguidores de Kortatu”. “El grupo era muy vivo a la hora de hacer directos y componer canciones. Conseguían hacer eslóganes siempre buenos. Los estribillos eran siempre muy buenos”, destaca Goñi.
Era una época de explosión creativa. Así lo atestigua también Roberto Moso, periodista, autor de varios libros sobre la música de aquellos años y ex-cantante del grupo Zarama. “Fue un periodo intenso. Nosotros, Zarama, funcionábamos años antes que Kortatu. De repente eso fue un bombazo. La llegada de Kortatu tuvo muchas características que lo hicieron mucho más mainstream. Lo de Kortatu puso la música que se hacía en Euskadi en conocimiento de muchos lugares, incluso europeos”, afirma a este medio.
Moso recuerda haber coincidido con sus grupos en muchas actuaciones. De hecho, Kortatu teloneó a Zarama en alguna ocasión y establecieron buenas relaciones. Fermín llamaba a Moso en ocasiones para cantar en directo el Zu atrapatu arte, según recuerda el periodista. “Era el típico grupo que puede actuar en unas fiestas, en un local pequeño o formatos medianos. Tenían detrás grandes minorías entusiastas. Los conciertos eran muy divertidos, eran muy entusiastas, nunca les sobraba una nota ni un verso. De repente llegó este LP. Por un lado fue un exitazo pero por otro fue una pequeña putada, el grupo se convirtió en algo muy grande, empezó a sonar en todos los lados todo el rato. Irles a ver se convirtió en algo complicado, había grandes masas de gente, ya no había ese ambiente familiar de diversión”, comenta.
La banda, según Moso, comenzó con unos toques más festivos o humorísticos para luego irse convirtiendo en “algo más trascendente”. El libro de Herreros y López profundiza en estas y otras cuestiones como las vinculaciones sociales y políticas, las influencias de la izquierda abertzale en Fermín o el contexto del conflicto vasco. Ya a partir de su siguiente disco, El estado de las cosas, de 1986, se producen ciertos cambios de sonido y de temática. Kortatu no duró mucho. Publicaron solo tres álbumes largos. El tercero, Kolpez Kolpe, en 1988, íntegramente en euskera. Tras él, la separación para dar luz a un nuevo proyecto, el de Negu Gorriak. Y luego, la larga y ecléctica carrera de Muguruza en solitario, que dura hasta hoy.
Para López, el segundo disco marcaría “el punto más maduro de ese ciclo” y prefigura lo que va a ser luego Negu Gorriak. “Ese segundo disco sonaba afilado hasta decir basta. Sigue ciertos parámetros del punk vasco pero llevado a otro terreno. Trasladar la tensión a la música siempre lo ha hecho muy bien Fermín”, comenta. Para López, Fermín coge unas “referencias muy estudiadas, le gusta la música, es cosmopolita, es diferente a lo que pueda ser el punk de Eskorbuto, RIP o La Polla”. “Siempre ha tenido buen gusto musical, selecciona cosas muy buenas y las lleva a su terreno”, indica.
35 años ya desde un año que según todos sus protagonistas fue prácticamente irrepetible. “Todos los grupos del rock radikal vasco están arriba, es el momento de La Polla, Eskorbuto o Hertzainak, cuya influencia en Kortatu es importante. Es el momento en que todo es una locura, una explosión de fanzines, radios, fiestas, etc”, destaca Goñi. El productor cierra la conversación recordando que muchas veces hace risas con Fermín sobre aquel año. “Nos decimos que esto no es el 85 ya”. No lo es, no. Pero la música, afortunadamente, sigue ahí.
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